TRUMP, EL BERLUSCONI YANQUI Y LAS RAÍCES DEL IMPULSO DEL NEOFASCISMO EN LA UE

Miguel A. Montes

21 noviembre 2016. Ampliado y corregido el 22 noviembre 2016.

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¡Que viene la extrema derecha!. Una cohorte de racistas, xenófobos, misóginos e islamófobos amenaza con hacerse con el gobierno de países encuadrados en la “civilización occidental”. En EE.UU. ya está Donald Trump. En Holanda, Reino Unido, Alemania, Noruega, Suecia y en la República Checa la extrema derecha dispone o aspira a obtener una fuerte representación electoral. En Francia el FN de Marine Le Pen ganó las europeas. En Austria el FPO de Hofer aspira a ganar la presidencia en diciembre. En Hungría y Polonia gobiernan la derecha radical igual de racista, machista y xenófoba (Orban y Kacynski). En Italia la Liga Norte es desde 1991 una fuerza política de extrema derecha fuertemente implantada en el norte desde los 90. No hay dudas de que el “terremoto electoral” está servido.

Tenemos el síntoma de lo que pasa, pero lo la explicación de las causas, estas no nos llegan desde los medios porque las corporaciones mediáticas lo impiden. Sólo nos llegan “análisis” que pintan a los ciudadanos y votantes como garrulos, paletos, xenófobos, machistas, etc.

Eso y nada es lo mismo. No hay duda que hay ese tipo de votantes, siempre los ha habido, pero ganar unas elecciones políticas, penetrar en el voto urbano y obrero, que haya hasta mujeres y minorías de clases populares que voten por Trump y la extrema derecha requiere de un análisis menos simplista, más profundo sobre lo que realmente está pasando en nuestro entorno social y económico.

Es como si alguien va al médico con una dolencia y este se dedica únicamente a culpabilizar al paciente de su salud sin dar un diagnóstico y solución médica. Pues eso es lo que están haciendo los mass media. Nada novedoso, por cierto. Pero lo peor es que parte de la izquierda cae en esa trampa, al abandonar el análisis marxista, de clase, que explica con claridad y vehemencia lo que nos está pasando, y da las herramientas para la solución en el ámbito de la lucha de clases. Terreno que está siendo abandonado, mientras la derecha y la extrema derecha nunca lo han hecho, ni lo harán.

La victoria de Trump, igual que la del Brexit, significa una nueva derrota de los medios dominantes y los sondeos de encuestas de opinión. Ahora toca explicar y analizar lo que las corporaciones niegan y que sólo los medios alternativos se han atrevido y se atreven a explicarnos.

ÍNDICE:

1.EE.UU. PAÍS DE LAS MIL MARAVILLAS PARA EL CAPITAL

2.LA TERCERA VÍA DEL PARTIDO DEMÓCRATA. PARTIDO DEL RÉGIMEN.

3.LOS MEDIA CONTRA BERNIE SANDERS

4.LA PARTICIPACIÓN REAL NO LLEGA AL 50% DEL ELECTORADO DE EE.UU.

5.LA DEMAGOGIA DE TRUMP HA RESONADO EN LAS CLASES POPULARES

6.DE LA OBAMAMANÍA A LA CLINTONMANÍA.MÁSCARAS PARA SU POLÍTICA BELICISTA Y NEOLIBERAL

7.LA UNIÓN EUROPEA. LA UNIÓN DE LAS BURGUESÍAS CONTRA LA CLASE OBRERA Y LOS PUEBLOS DEL MUNDO

8.EUROPA CUNA DE GUERRAS, DEPORTACIONES Y DESIGUALDADES SOCIALES

9.CRECE EL RECHAZO DE LA CLASE OBRERA AL PROYECTO CAPITALISTA DE LA UE

10.EL BREXIT, UNA “SORPRESA” ANUNCIADA

11.BRUSELAS LA MEJOR GARANTÍA DE LOS ESTADOS CAPITALISTAS NACIONALES PARA DEFENDER A LAS CLASES DOMINANTES

12.LA IDEOLOGÍA EUROPEÍSTA HEGEMÓNICA EN LA IZQUIERDA QUE RENUNCIA A LA LUCHA DE CLASES EN EL ÁMBITO ESTATAL ES UNA IDEOLOGÍA BURGUESA

13.LA CRISIS DEL CAPITALISMO GOLPEA ÚNICAMENTE A LAS CLASES POPULARES DE TODOS LOS ÁMBITOS Y RAZAS

1.EE.UU. PAÍS DE LAS MIL MARAVILLAS PARA EL CAPITAL

EE.UU., potencia hegemónica del imperialismo, que cuenta con una red de más de 700 bases militares en 130 países, y acapara casi la mitad del gasto militar mundial, juega un papel primordial en la reproducción del capitalismo mundial. Tiene su Consejo de Relaciones Exteriores integrado por los directivos de los grandes monopolios financieros, industriales, comerciales, militares, medios de comunicación y altos funcionarios que diseñan estrategias para garantizar la reproducción capitalista: aumentar la explotación de los trabajadores, erosionar las estructuras de los estados nación dependientes, colonizar ideológicamente sobre valores insolidarios e individualistas, imponer el sistema financiero dirigido por el FMI y el BM, monopolizar la opinión pública mundial con los medios de comunicación principales, crear un clima de tensión con la fabricación de enemigos, llevar a cabo políticas de injerencia sobre los países considerados como enemigos, impulsar y llevar a cabo guerras de recolonización para el reparto territorial del planeta.

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En este cuadro se inserta el régimen político y electoral “democrático” de EE.UU. y el inquilino de la Casablanca. Si echamos un vistazo a las políticas habidas en EE.UU. desde la crisis de 1973, veremos que tras cada presidente, a pesar del papel de primera potencia, las desigualdades clasistas del pueblo estadounidense se han ensanchado, convirtiendo a EE.UU. como el país con los mayores contrastes sociales del sistema capitalista mundial. También veremos que todos los presidentes han actuado con total impunidad en guerras de agresión.

2.LA TERCERA VÍA DEL PARTIDO DEMÓCRATA. PARTIDO DEL RÉGIMEN.

Vayamos por partes. Lo que aporta la globalización económica del capitalismo en la actualidad de novedoso es que para frenar la caída irrefrenable de la tasa de ganancias si antes expandía partes de la actividad productiva por el mundo, ahora deslocaliza procesos productivos enteros de los países centrales del capitalismo debido a las mayores ventajas fiscales y salariales donde tales empresas se implantan en la periferia.

No hay dudas de que en EE.UU. el partido demócrata junto con el republicano forman parte del régimen político sustentado por el imperialismo yanqui. Sin embargo, considerado por algunos como “centro izquierda”, como tal sigue los mismos pasos que la socialdemocracia en Europa, pérdida de peso electoral y de militancia política a pasos agigantados. ¿Por qué?.

Las políticas sociales y laborales del partido demócrata de hoy nada tienen que ver ya con el new deal de Roosevelt, ya que fueron sustituidas por políticas neoliberales aplicadas por Bill Clinton, el cual se limitó a continuar lo que Pinochet, Reagan y Tatcher iniciaron en las décadas de los 70/80:  austeridad, desregulación financiera, destrucción de empleos estables y del exiguo estado de bienestar estadounidense.

Clinton introdujo el NAFTA (tratado de libre comercio entre EE.UU., Canadá y México), y lo hizo sin lograr el respaldo de la mayoría de sus congresistas de partido, por lo que éste tuvo que ser aprobado en el parlamento con el respaldo en bloque del partido republicano (como aquí en España PSOE-PP y la reforma del art.135 de la constitución). Tratado totalmente impopular en las bases del movimiento sindical y del propio partido demócrata. Tratado que perjudicó a la clase obrera estadounidense con la deslocalización de la industria, sus trabajos no desaparecieron, simplemente reaparecieron en México con salarios más bajos. Y para más inri Obama bajo su mandato se negó a aceptar la propuesta de los sindicatos de suprimir el NAFTA.

Fue Clinton quien también desreguló el comercio y el capital financiero derogando la ley Glass Steagall de la Gran Depresión,  eliminando la separación entre la banca comercial y la de inversión, lo que impulsó las burbujas especulativas, de las cuales la inmobiliaria afectó a las clases populares, que tuvieron que endeudarse para pagar precios exorbitantes de la vivienda.

Producto de estas políticas neoliberales y de deslocalización productiva en los últimos 15 años, han cerrado casi 600.000 fábricas y han desaparecido casi 5 millones de empleos en la industria estadounidense (1) además de los millones de empleos destruidos por el aumento de la productividad vía tecnológica con mayor composición orgánica del capital invertido. Ello ha debilitado a los sindicatos, cada vez más incapaces de afiliar a parados, temporales, obreros de las pymes y a los sectores más dispersos y expuestos a la precariedad y los bajos salarios. En los últimos 15 años los salarios han bajado 10 puntos. La media de los obreros estadounidenses ganan 726 dólares menos que en 1973, 47 millones de personas viven en la pobreza, 12 millones viven de bonos de comida, 14 millones estan sin trabajo, 50 millones carecen de seguro médico, mientras crece el derroche del gasto en las compañías privadas del sistema sanitario que acaparan ¡¡¡el 19% del PIB!!!, el gasto de sanidad más alto del mundo (2). El 1% dispone de la misma riqueza que el 90% más pobre. La mayoría de los jubilados no alcanzan con su pensión para medicamentos, etc. Paralelamente las rentas del capital han subido a niveles desconocidos desde el crack del 29.

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Resumiendo. Clinton y el partido demócrata aplicaron lo mismo que Felipe González, Schroder, Blair u Hollande, llevaron y llevan a cabo en España, Alemania, Reino Unido y Francia, formando una gran coalición con la derecha, adoptando las políticas neoliberales y de austeridad de Margaret Tatcher.

La influencia de la clase obrera sobre la superestructura del partido demócrata es nula. Éste está dominado por profesionales con estudios superiores, nomenclatura adecuada para las políticas neoliberales, semejante a lo que ha venido sucediendo en la socialdemocracia europea, lo que ha incidido en la perdida de militancia social y obrera. En Alemania como consecuencia de las politicas neoliberales de Schroder y sus tecnocratas, el SPD, ha llegado a perder casi la mitad de la militancia en 11 años, militancia de base obrera. Otro tanto ha sucedido en el resto de partidos socialdemocratas europeos que han pasado por el gobierno. Y en EE.UU. la minoritaria aristocracia obrera estadounidense, base social del imperialismo, ni cuantitativa ni cualitativamente da para disponer al partido demócrata de una base electoral amplia entre los trabajadores.

3.LOS MEDIA CONTRA BERNIE SANDERS

En las primarias del partido demócrata Hillary Clinton fue respaldada por el lobby militar-industrial y el lobby financiero de Wall Street.  Bernie Sanders se presentó como candidato alternativo a las políticas neoliberales, y al igual que le pasara a Corbyn en el partido laborista británico, tuvo que enfrentarse al aparato de su propio partido.

Sanders colocó un discurso de clase, de rechazo de las políticas de libremercado, acabar con el fraude fiscal de las grandes corporaciones y los ricos, tumbar el acuerdo Transpacífico (TPP), disminuir el gasto militar, etc. Con este discurso y a pesar de la hostilidad del establisment, ganó en 22 de los 50 estados. Pero el aparato del partido y las corporaciones mediáticas acabaron apuntalando a Clinton a costa de perder con Trump, ya que la mayoría de la clase obrera y los jóvenes que votaron en las primarias por Sanders, se quedaron en casa, debido a que el equipo de Hillary Clinton aspiraba únicamente a ampliar el dominio de clase, donde las grandes transnacionales registren ganancias a costa de la clase obrera, donde se sigan destinando miles de millones de los impuestos a subsidiar al capital, mientas se incrementa la pobreza de millones de estadounidenses, donde se enfatice la importancia de la empresa privada (financiada públicamente) en la gestión de los servicios públicos y donde perdure el negocio de la guerra, satisfaciendo la lógica imperialista del reparto del botín y del mundo.

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¿De verdad esperaban que Hillary levantara la bandera de la clase obrera blanca, negra, latina, asiática, india, femenina…?. Con tal candidata, ¿Qué se espera que hagan las trabajadoras y trabajadores?. La realidad es que hoy el 48% de los estadounidenses se autodefinen como clase obrera, el 51% de los jóvenes rechaza el capitalismo y el 33% son partidarios del socialismo (3), en consecuencia ni el neoliberalismo, ni la tercera vía, ni el partido demócrata, que forma parte del establishment, son el instrumento político adecuado para representar los intereses de la mayoría social. Lo mismo que en Europa pasa con la socialdemocracia, cuyos líderes actúan como auténticos lugartenientes de la burguesía en la izquierda y el movimiento obrero.

La clase social no juega ya un papel central en la estrategia del partido demócrata igual que en la socialdemocracia europea. La acentuación en el partido demócrata de las políticas de identidad, igualdad e integración hacia afroamericanos, latinos y mujeres, para alcanzar el “sueño americano” de pertenecer a la “clase media” solo es propaganda, son insuficientes para cambiar las condiciones de vida de la mayoría si no vienen acompañadas con políticas favorables a la clase obrera.  La victoria de Obama no afecto al bienestar social de la clase obrera afroamericana que ha visto descender aún más su nivel de vida, lo mismo que de las mujeres obreras, y de los obreros latinos y blancos que tienen más en común que con sus homólogos de la burguesía negra, femenina, latina o blanca. No olvidemos que las obreras y obreros son mayoria poblacional entre las mujeres y las minorias.  Las mayores beneficiarias de esas políticas han sido personas de la denominada “clase media”, profesionales de rentas altas que sólo representa el 10% de la población y los componentes de la oligarquía. No ha cambiado el poder de la clase dominante de EE.UU., sólo ha cambiado el color y el género de ésta y la composición de los beneficiarios de rentas altas.

4.LA PARTICIPACIÓN REAL NO LLEGA AL 50% DEL ELECTORADO DE EE.UU.

Los datos oficiales sitúan 231 millones de inscritos en las pasadas elecciones de EE.UU., de los cuales sólo el 56,9% han votado. En realidad inscribirse no es lo mismo que tener edad para votar. La ley electoral estadounidense obliga a inscribirte por cualquier motivo, si te casas, si te divorcias, si cambias de residencia, etc. (4). Si a los 231 millones de inscritos le añadimos los 51 millones de estadounidenses (4) no inscritos en estas elecciones, la participación real ronda el 46,6%, 10 puntos menos.

Si nos atenemos a este dato, el 46,6% de los ciudadanos, que  es inferior al peso de la clase obrera en la estructura socioclasista que alcanza el 52%, mayoría de la sociedad estadounidense, puede decirse que la mayoría de esta clase no participa en el sistema electoral. Clase diversa, donde los trabajadores de raza blanca está sobrerepresentados en los empleos mejor pagados, y los trabajadores afroamericanos, latinos, indios y las mujeres obreras están sobrerepresentadas en los sectores peor pagados. Factor que sirve a la clase dominante para dividir y enfrentar a los trabajadores, igual que en todas las latitudes del planeta.

La poca participación desvela el descrédito y pérdida de legitimidad del sistema electoral. Más de la mitad de los que podrían no votan, y precisamente el descenso electoral del partido demócrata está ligado al creciente grado de abstención de la clase obrera, que mayoritariamente no se identifica con ninguno de los dos partidos del establishment.

5.LA DEMAGOGIA DE TRUMP HA RESONADO EN LAS CLASES POPULARES

Trump ha sido más listo de lo que los media pintan. Nos han atiborrado de su incontinencia verbal, pero en ningún momento se les ha ocurrido explicarnos las propuestas económicas de los dos candidatos. Cuesta creer así que un multimillonario engreído, malhablado, tachado por los media como payaso, haya podido ganar.

En realidad, nadie puede creerse que Trump con mensajes racistas, xenófobos, que criminaliza sin ton ni son a los inmigrantes y suelta necedades sin nombre recale votos de parte de la clase obrera blanca, la más afectada por las deslocalizaciones, e incluso de parte de las minorías y las mujeres. Sólo con el voto de los racistas que piensan como él Trump no estaría en la Casablanca. Algo no cuadra.

Hay un factor que los media omiten. Trump ha utilizado la demagogia “anti-neoliberal” para llegar a las clases populares, mientras Hillary defendía abiertamente el capitalismo. Trump se ha presentado como defensor de los trabajadores, haciendo referencia que “su gente” son las personas con escasa educación olvidadas por el sistema político. Trump con un discurso anti-Wall Street ha señalado la corrupción política que deriva dinero público hacia las grandes empresas, que aprueba tratados como el NAFTA y el TPP, que destruyen fábricas y empleos y deslocalizan la fuente de la riqueza. Ha señalado que esa globalización económica ha destruido a la supuesta “clase media” (de la cual forma según su universo discursivo la clase obrera blanca), aprovechándose de la justa indignación de millones de estadounidenses con las políticas neoliberales y los rescates financieros. Trump ha rechazado los recortes en seguridad social, y se ha comprometido sacar a EE.UU. del TPP, mantener los avances sociales de Obama (pensiones y seguro de salud públicos, que los líderes republicanos desean suprimir), ayudar a los sin techo, suprimir el impuesto federal que afecta a 73 millones de hogares modestos, restablecer la ley Glass Steagall de 1933 para separar la banca comercial de la banca de inversiones y evitar inversiones de alto riesgo, aumentar impuestos a corredores de bolsa que ganan fortunas para financiar obras públicas y crear empleo. Trump defiende el proteccionismo, aumentar las tasas a las importaciones, declara insostenible económicamente la política intervencionista indiscriminada de EE.UU., limitar los objetivos militares y destinar el coste de las bases militares del extranjero a inversiones en la creación de empleos en EE.UU., plantea una alianza con Rusia para combatir al Estado Islámico…

Es obvio que estas propuestas no anulan sus reaccionarias y odiosas declaraciones, pero sí explican mucho más las razones de su victoria. Precisamente estas frases y propuestas que forman parte del programa y los discursos  que Trump ha realizado durante su campaña es lo que más ha conectado con la base sociológica de izquierdas. Es decir, el partido demócrata ha dejado el carril de la izquierda libre a Trump, y no debe resultar extraño a ningún analista serio que la presidencia la haya ganado gracias a los 4 estados del norte donde está ubicado el corazón industrial de EE.UU. (Michigan, Ohio, Pensilvania y Wisconsin) donde las deslocalizaciones han dejado altos índices de paro y pobreza. Ya antes de las elecciones lo señaló certeramente el cineasta Michael Moore (5). En el referéndum del Reino Unido pasó lo mismo, la clave de la victoria del Brexit fue la zona industrial de Inglaterra.

Trump, también ha llegado de la misma forma que llegan los gobiernos conservadores en Europa, una vez los gobiernos de “centro izquierda” le han hecho el trabajo sucio a la derecha. Ya lo vimos en España, donde a pesar de las movilizaciones del 15 M, tras la reforma de la constitución y los recortes bajo el gobierno de Zapatero, el PP se alzó con la mayoría absoluta más abultada de su historia.

Pero tampoco nos engañemos. Trump ni es antisistema, ni es revolucionario, ni pacifista, ni siquiera anti-neoliberal. No censura el régimen político, sino a los profesionales políticos que lo han dirigido. Su discurso “anti- establishment” que apela a los instintos, a lo irracional, al sentido común, tiene más en consonancia con multimillonarios como Berlusconi (el “ciudadano Kane” italiano, magnate de la prensa y la televisión), que con un partido neofascista, e igual que su homólogo italiano, representa los intereses de una de las oligarquías más fuertes de EE.UU., de las que destaca el complejo militar industrial, y una vez pasado el ecuador de las elecciones, no hay dudas de que tras un cambio de rostros en el escenario político seguirá la misma senda que sus predecesores.

No olvidemos el compromiso de Trump de aplicar un programa de defensa de aumento de los gastos e inversiones en la industria militar, con un coste de 80.000 millones de dólares anuales más en comparación con los presupuestos de Obama. No ha sido casual que tras el triunfo de Trump las acciones de las empresas del sector militar hayan subido en algunos casos hasta el 11,4%. De ahí que el complejo militar industrial se frote las manos por el incremento de la producción de armamento, el cual no encontrará obstáculos en el congreso (6). Trump tambien violara las proyecciones ambientales que acelerará la destrucción del hábitat humano, animal y el calentamiento global al servicio de la acumulación de capital.

Otro tanto se puede esperar de las políticas sociales y laborales donde Trump traicionará a las clases populares de raza blanca, protagonistas de su campaña electoral. Así le fue al Berlusconi “populachero” en Italia con sus políticas neoliberales. Trump pondrá la marcha atrás y terminará por incumplir sus promesas de defensa de las pensiones y seguro de salud públicos, y de hacer frente a la globalización de mercado y la revocación de los tratados de libre comercio. Sobre las deslocalizaciones, Trump dejará de lado sus promesas, y estas bajo el régimen de producción capitalista seguirán ejecutándose, no olvidemos que de esta forma la lógica de acumulación del capital frena la inevitable caída de la tasa de ganancias al disponer en otros países de salarios más bajos y evadir impuestos. Sobre los inmigrantes, que también forma parte de la lógica capitalista, seguirá la política de deportaciones de anteriores presidentes, sin revertir el curso de la inmigración ilegal de las mafias empresariales, para posibilitar que el capital estadounidense siga disponiendo y sobreexplotando a esta fuerza de trabajo barata que tan pingües beneficios le reporta y que sostiene la economía nacional, en vez de legalizar su situación , lo que equivaldría a pagar salarios más altos.

Mientras los media se centran en el nombramiento del supremacista Stephen Bannon como consejero del nuevo presidente, paralelamente Trump va nombrando a lobistas como asesores y ha incorporado a miembros de la cúpula del partido republicano (7), que dispone de mayoría absoluta en las dos cámaras. Trump igual que el neoliberal Berlusconi en Italia, es parte del establishment, del sistema económico del imperialismo.

6.DE LA OBAMAMANÍA A LA CLINTONMANÍA.MÁSCARAS PARA SU POLÍTICA BELICISTA Y NEOLIBERAL

Barak Obama ganó las elecciones presidenciales del 2.008. Fue apoyado por buena parte de la izquierda, incluyendo el CPUSA, y llegó con un puñado de propuestas sociales y de paz. Prometió acabar con la guerra de Irak, cerrar Guantánamo, acabar con el bloqueo a Cuba, no agredir a ningún país, incluyendo a Latinoamérica, proteger a los inmigrantes que llegan a EE.UU. y, cómo no, acabar con el racismo en su país.

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¿Repasamos las promesas?. Bajo Obama las guerras en serie de baja intensidad causadas por los objetivos geoestrategicos del imperialismo, no han parado, bombardeó y arrasó Libia que era el primer país africano en índice de desarrollo humano, creó, entrenó, financió y entregó toneladas de armas a 120.000 mercena (paramilitares neofascistas) de 83 paises que formarían parte del Estado Islámico y el Frente AlNusra (8), provocó la guerra que lleva más de 5 años en Siria con más de 200.000 muertos y millones de refugiados. Con estas dos guerras provocó la ola migratoria hacia Europa de africanos y árabes que llegan muertos a miles en nuestras costas, incrementó la presencia de tropas estadounidenses en el extranjero, y ha apoyado la guerra de Arabia Saudí contra Yemen que está masacrando a la población.

En América Latina, Obama apoyó el golpe de estado en Honduras y Paraguay, firmó un decreto declarando al régimen bolivariano de Venezuela como una amenaza, apoyó la destitución antidemocrática de Dilma Rousseff en Brasil volviéndose contra los gobiernos de centro-izquierda latinoamericanos (9) para convertir a América Latina en el patio trasero de libre comercio abierto al saqueo del imperialismo yanqui.

Obama, apoyó  y financió el golpe y el régimen neonazi de Kiev que bombardea impunemente a la población civil (10), empujó a la OTAN a reanudar su papel agresivo a nivel general acentuando su política de cercamiento de Rusia, colocando armas nucleares en los Balcanes y la frontera oriental polaca apuntando a Rusia, para frenar la pérdida de influencia en el mundo. Obama ha sido además el primer presidente de EE.UU. en interferir en las elecciones de un país de la UE, en la última visita a Alemania pidió el voto por la neoliberal Merkel (“si yo fuera alemán votaría por ella”). Obama se ha alineado con las fuerzas más reaccionarias del mundo, Arabia Saudí, Israel, la “oposición” yihadista en Libia y Siria, neonazis y oligarcas ucranianos, neo-otomanos turcos, neoliberales de Latinoamérica y Europa. ¿Quién puede decir que Obama en política internacional es  “pacifista” y “progresista”?.

En EE.UU. Obama rescató Wall Street con miles de millones de dinero público, mientras mantuvo las ejecuciones hipotecarias, las quiebras de particulares y deprimió aún más la economía productiva. Mientras bajo el gobierno de Bush se juzgó y encarceló a los directivos de Enron, bajo el gobierno de Obama no se hizo nada con los responsables del crack financiero a pesar de haber cometido delitos contra el bienestar de las clases populares. Con Obama la violencia y el racismo policial ha vuelto a la década de los 60, sólo en este año más de 120 afroamericanos fueron asesinados por la policía, mientras la mayoría de sus asesinos están libres. Y por último, el muro de Trump. EE.UU. es especialista en levantar muros como el más grande del mundo, el de Corea, y si por algo pasará a la historia Obama es por ser el presidente que mayor número de deportaciones ha ejecutado: ¡¡¡3 millones de inmigrantes deportados bajo su mandato (2009-2016)!!! (11), la misma cantidad que quiere deportar Trump. Es decir, Trump sólo vocifera la reafirmación de la política ya existente en inmigración.

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Aún así había quien pensaba que se podría ganar a los republicanos simplemente con un eslogan similar, del primer presidente negro a la primera mujer presidenta. Ni a Obama, ni a Hillary les hemos podido oír proferir mensajes islamófobos, xenófobos, sexistas, ni apelar a los bajos instintos, pero les acompañan los hechos. ¿Feminista Hillary?. Eso es una burla hacia el movimiento de liberación de la mujer, porque Hillary (la que se burló del asesinato de Gadafi y de la masacre del pueblo libio, con una carcajada digna de un frenopátrico) respalda al peor régimen social y político del mundo contra los derechos de la mujer, Arabia Saudí, además era su candidata ya que como principal patrocinador un 20% de los fondos recibidos en su campaña provienen de allí (12), también apoya a todos los regímenes que aplastan los derechos de las mujeres, como por ejemplo el régimen de apartheid en Israel contra las mujeres palestinas, y ataca por el contrario a todos los regímenes que garantizan la igualdad de derechos. ¿Defensora de la sanidad pública Hillary?. Jamás apoyó en su vida la propuesta de la gestión del sistema sanitario público y universal en lugar de las compañías privadas de seguro sanitario (13).

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El historial político de la sra. Clinton está plagado de apoyo absoluto al imperialismo estadounidense en su estrategia de “guerra total”. Hirally apoyó el régimen de Yeltsin que provocó una catástrofe humanitaria (demográfica y alimentaria) y la conversión de Rusia en un estado vasallo facilitando el mayor saqueo de recursos estatales de la historia (14). Hillary apoyó la invasión de Somalia para imponer un régimen títere que provocó la muerte de miles de personas, el bombardeo de Yugoslavia y el proyecto de subdividir el país en 7 miniestados “étnicamente correctos”, el resultado: miles de fábricas, edificios, puentes, trenes, emisoras, embajadas, hospitales destruidos, miles de muertos y centenares de miles de refugiados. A diferencia de otros líderes del partido demócrata, la senadora Hillary apoyó bajo el mandato de Bush IIº la guerra de Irak, además de la de Afganistán, el bombardeo de palestinos en la Franja de Gaza y Cisjordania, la intervención militar israelí en el Líbano, el fallido golpe de Estado en Venezuela contra el presidente Hugo Chávez y la invasión de Haití.

Como secretaria de Estado de Obama (2009-2014), intervino directamente golpes de estado y guerras que ha desposeído a millones de personas de sus vidas, trabajos y países. Hillary dirigió el bombardeo más salvaje sobre Libia provocando la limpieza étnica y desportación de trabajadores subsahariados y libios negros (15). Hillary suministró el gas sarín procedente de Libia que los yihadistas utilizaron en la provincia de Damasco para culpar al gobierno sirio como pretexto para invadir Siria (16). Hillary promovió las “milicias” mercenarias que invadieron Siria empujando al exilio a millones de árabes. Dirigió los bombardeos de la fuerza aérea de EE.UU. en apoyo del objetivo del régimen saudí de arrasar Yemen. Envió a la neoconservadora de la administración Bush, Victoria Nuland, a organizar el golpe de estado en Ucrania. Hillary promovió los golpes de estado en Honduras y Paraguay. Y como gran contribución a la causa de la paz, la exsecretaria de Estado ha situado armas nucleares en los Balcanes y Polonia apuntando a Rusia.

Esta es la sra. Clinton, la “progre” pija, garante de la paz (sic) y el feminismo (sic), y ajena a la dureza de la vida de la mayoría de sus conciudadanos estadounidenses.

Hugo Chavez ya advirtió de que existían dos Obamas, y también lo podemos hacer extensible a la sra. Clinton, una cosa es lo que dice y otra lo que hace. Trump se ha quitado la careta del régimen de EE.UU., porque la xenofobia, la islamofobia, el racismo, el odio, la intolerancia y la guerra, es lo que el gobierno de EE.UU. viene promoviendo desde décadas, forma parte del sistema del imperialismo yanqui. Trump ahí no inventa nada nuevo. Esto es así porque tanto Obama, como los Clinton, Bush y Trump son piezas del engraje del sistema económico del imperialismo yanqui.

7.LA UNIÓN EUROPEA. LA UNIÓN DE LAS BURGUESÍAS CONTRA LA CLASE OBRERA Y LOS PUEBLOS DEL MUNDO

Europa es hoy la región más avanzada del mundo en derechos obreros y democráticos conquistados a nivel estatal debido a la lucha del movimiento obrero a lo largo de decenios, al temor de las clases dominantes a la revolución socialista y la existencia de los países socialistas europeos que en su momento fueron el referente con las conquistas sociales más avanzadas. Derechos que imponiendo límites a la explotación, son un cuerpo extraño en la sociedad capitalista, y por tanto, sometidos a ataques continuos por el capital.

En la UE como bloque imperialista predomina la oligarquía financiera y las transnacionales de centroEuropa, que  imponen una política económica y monetaria orientada a utilizar el euro para subordinar las economías del sur de la UE a sus exportaciones, a garantizar sus inversiones y beneficios realizados en los países del sur de Europa y del saqueo de los recursos de las excolonias de África y Oriente Medio, llegando para ello a promocionar la guerra y el fascismo (Libia, Siria, Ucrania…) aliándose con el imperialismo yanqui bajo el paraguas de la OTAN.

El proyecto de la UE fue planificado por el FMI y las patronales europeas, o sea las clases dominantes extendiendo el neoliberalismo como puntal del capitalismo a todos los países, para frenar la caída de la tasa de ganancias del capital. Desde Maastrich se empezó por anular las facultades democráticas de los Estados capitalistas para conducir desde las instituciones de la UE y el FMI las políticas económicas, con el doble objetivo de arrebatar las conquistas obreras y democráticas de los países miembros y ampliar la esfera de la acumulación de capital mediante la expropiación masiva de rentas salariales por la redistribución presupuestaria, que impone el ajuste de del gasto público social. El Pacto de estabilidad presupuestaria, la Agenda de Lisboa, el Plan de Gobernanza y el Pacto del Euro,  están trasladando a los presupuestos públicos la carga de la crisis capitalista: recorte de salarios, pensiones, aumento de impuestos indirectos y privatización de servicios públicos, reducción de salarios para recuperar la tasa general de ganancias del capital, cambios constitucionales que permitan el rescate de la banca, el pago de la deuda y sus intereses al precio de la liquidación de un Estado de Bienestar poco desarrollado en los países del sur de Europa. Deuda que es privada y generada por los bancos, especuladores y empresarios y que se obliga a pagar a los salarios de los trabajadores.  Estas políticas han reducido el peso de los salarios y ha ensanchado el peso de los beneficios brutos del capital respecto al PIB de todos los países miembros.

Las deudas públicas con la crisis se ha ensanchado a límites exorbitantes doblando en muchos casos el PIB, por ej., Francia y España disponen de una deuda pública cercana al 100%. Mientras, se exige desde hace 22 años una austeridad severa donde las cuentas públicas deben atender el pago del déficit, los rescates bancarios y las deudas por delante de los derechos democráticos y sociales. Mientras el capital goza como nunca de el apoyo fiscal de los Estados: reducciones fiscales con la supresión o reducción del impuesto de sociedades y sucesiones, tolerancia hacia el fraude fiscal y los movimientos de capital a los paraísos fiscales existentes en el continente, lo que implica un clamoroso adelgazamiento de los ingresos públicos gracias a ese impago de impuestos en todos los países miembros.

En este contexto de políticas neoliberales, la actual crisis económica iniciada hace 8 años ha sobrecargado su coste sobre las espaldas de la clase obrera europea y ha ensanchado el desarrollo desigual entre los estados deudores del sur donde se concentran las regiones más pobres de la UE, y los estados acreedores del centro donde se concentran las instituciones políticas y financieras de la UE. Se ha ensanchado la desigualdad social, el número de casas vacías en la UE supera a las personas sin techo, el desempleo está en niveles históricos, el paro juvenil sobrepasa el 50% en muchos países, 125 millones de personas están atrapadas en la pobreza, el 25% de la población de la UE, el 67% de ellas en la zona del euro.

Estamos ante una guerra de clases a nivel supranacional donde desde los Tratados austericidas atacan la existencia de las conquistas sociales. Guerra que nunca terminará mientras el sistema capitalista perdure. Guerra que tiene como contrapeso las masivas huelgas generales de los últimos años, además del rechazo en las urnas en diferentes países de los tratados. Pero de momento esta guerra según Warren Buffett la gana su clase, los ricos.

8.EUROPA CUNA DE GUERRAS, DEPORTACIONES Y DESIGUALDADES SOCIALES

La UE junto a EE.UU. son los líderes del mundo en ataques contra países sin declararles la guerra, practican la guerra en serie, sin perdonar ningún ámbito de la vida civil, atacan barrios, mercados, infraestructuras, escuelas y hospitales, en los Balcanes, Oriente Medio y el Norte de África. Curiosamente los refugiados buscan cobijo en los países cuyos gobiernos han participado en la destrucción de sus medios de existencia. Los bombardeos de la UE y EE.UU. contra los gobiernos de Libia y Siria han destruido la infraestructura civil y las instalaciones militares para dar cobertura a los terroristas yihadistas.

En los media europeos se ha hablado mucho del muro de Trump, mientras aquí se levantan muros contra los inmigrantes y refugiados, sin ir más lejos aquí tenemos el muro de Melilla. Esta Europa nada tiene que envidiar a EE.UU. en ranking de deportaciones ya que el año pasado la UE deportó a más del doble de inmigrantes (533.395 expulsados) que EE.UU. (235.413 expulsados) (17). ¿Seguimos con la paja en el ojo ajeno?.

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Europa, la cuna de las revoluciones burguesas, del movimiento obrero, de la lucha antifascista y de las revoluciones socialistas, hoy se enfrenta al resurgimiento del fascismo. Sí. Una Europa donde la UE equipara nazismo a comunismo, donde hay países que prohíbe y criminaliza el comunismo (Polonia, Chequia, Rumanía, Estonia, Letonia, Lituania), países donde se revisa la historia criminalizando a los luchadores antifascistas, y elogian a los genocidas y colaboracionistas del nazifascismo, países donde se ensalzan y toleran los partidos fascistas, países donde las minorías que representan el 30% de sus poblaciones no tienen derecho a voto (países bálticos), países como el nuestro, donde no se condena el régimen fascista y donde hacer apología de sus crímenes no es delito. En definitiva, una UE que apoya a los neonazis ucranianos, los bombardeos de Yugoslavia, Libia, el yihadismo en Siria, el genocidio palestino, el trato inhumano de los refugiados. Esa es nuestra Europa. Nada que envidiar al imperialismo yanqui, ni a Trump.

Una Europa, la de la UE, donde los neofascistas utilizan el chivo expiatorio de la inmigración, mientras los gobiernos levantan barreras y persiguen a quienes huyen de la miseria y las guerras que la cadena imperialista crea en sus países. La retórica “anticapitalista” de tales partidos culpa a éstos del paro, la delincuencia, la pérdida de la “identidad nacional”, pasando de la “pureza racial” de los nazis a la “pureza nacional” de hoy, dejando tranquilas a las empresas beneficiarias que sobreexplotan a los inmigrantes, y mintiendo sobre la contribución de la fuerza de trabajo inmigrante en la sostenibilidad de los estados de bienestar europeos, fuerza de trabajo que en realidad da más de lo que recibe.

9. CRECE EL RECHAZO DE LA CLASE OBRERA AL PROYECTO CAPITALISTA DE LA UE

Esta es, nos guste o no, “nuestra” Europa. La Europa a la que sin embargo las clases populares rechazan cada vez más. Si antes hablábamos de la escasa participación en las elecciones de EE.UU., en la UE es mucho peor. Las elecciones al europarlamento la abstención rondó al 57%, hubo países con una abstención superior al 55% (España), al 60% (Letonia, Estonia, Rumanía), al 70% (Croacia, Eslovenia, Hungría y Polonia) y al 80% (Eslovaquia, Chequia), una prueba de la apatía y rechazo de las clases populares.

En todos los países donde se hizo el referéndum para aprobar el tratado de la constitución, la clase obrera sindicalizada o no votó mayoritariamente en contra (Francia, Holanda, Luxemburgo), y en otros (Alemania, Dinamarca y Suecia), donde no hubo referéndum, las encuestas señalaban que la mayoría de la clase obrera hubiese votado en contra, debido a que se identifica la UE con las políticas neoliberales (18). La UE es la dictadura del capital contra la clase obrera.

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Es esta la causa, y no otra (racismo, xenofobia, etc.), de rechazo a la UE, donde se inscribe el resurgimiento electoral de la cohorte de partidos neofascistas en los parlamentos burgueses, los cuales han visto una mina que va más allá de sus soflamas racistas y anticomunistas, y ahí se han apuntado a las proclamas anti-UE. Y es ahí donde encontramos sectores de la clase obrera que antes votaban a la izquierda y ahora lo hacen a partidos de extrema derecha. ¿La causa?. La identificación de la socialdemocracia con las políticas neoliberales promovidas por la UE, que en los últimos 30 años se han encargado desde los diferentes gobiernos europeos en aplicar las políticas de austeridad sobre las espaldas de las clases populares. Clases que manifiestan un rechazo creciente, mientras por el contrario el apoyo hacia la UE sólo aumenta entre las filas de la burguesía. Las reformas laborales, los recortes del estado de bienestar, el ataque a las pensiones y la edad de jubilación, que se ha generalizado en todos los países del norte y el sur, han perjudicado las condiciones de vida de esas clases populares.

La pérdida de la soberanía nacional de los gobiernos hacia la UEha significado la pérdida de la soberanía popular, pérdida de las conquistas sociales, donde los ganadores son las oligarquías financieras y grandes empresas transnacionales. Y es con estas propuestas y este discurso “anticapitalista”, y no al revés, con una clase obrera desmovilizada, desideologizada y abandonada por la izquierda, por el que la demagogia de la extrema derecha penetra sus ideas xenófobas y racistas. Este “juego” ya lo vimos bajo el nazismo.

10. EL BREXIT, UNA “SORPRESA” ANUNCIADA

El voto para irse de la UE en el Reino Unido vino fuera de los grandes centros financieros, vino de las antiguas grandes zonas industriales. En estas regiones sus industrias han sido deslocalizadas hacia la Europa del este, creando un gran paro y pobreza. Ha sido el proletariado inglés el que ha decantado la balanza hacia la salida de la UE al percibirla como el enemigo de sus intereses inmediatos.

Las clases populares han ido trasladando su voto del laborismo al UKIP anti-UE. Sin embargo, los europeístas, donde se inscriben también la izquierda socialdemócrata, y la “nueva izquierda”, quieren presentar el rechazo de la UE como consecuencia del “atraso cultural” de las clases populares (sic) encalladas en el nacionalismo reaccionario (sic) y en la xenofobia anti-inmigración (sic), destacando la “inconveniencia” de los referéndums populares (resic).

Así se ha interpretado por los media el rechazo a la UE, ocultando que este rechazo proviene principalmente la clase obrera, porque las políticas de la UE únicamente han beneficiado a la burguesía europea, ocultando que la experiencia de los referéndums sobre la constitución europea, las protestas griegas contra la troika, las luchas en del movimiento sindical francés contra la reforma laboral, las cuales demuestran el alejamiento de la clase obrera del proyecto de la UE. Ocultan que éste es el rechazo que los gobiernos «socialdemocratas» han contribuido a crear con sus políticas neoliberales.

Fue el PSOE quien inició en España las políticas neoliberales y quien se inventó el contrato basura en la UE (antes que Schroder con sus minijobs), y hoy en Francia vemos cómo el gobierno socialdemócrata embiste al movimiento sindical en lucha con la misma saña que hiciera Tatcher en los años 80. ¿A quién le puede resultar extraño que las clases populares rechacen las políticas neoliberales y los partidos que las aplican?. Las políticas de desregulación del mercado de trabajo, la erosión de los derechos sindicales y destrucción de la protección social han sido aplicadas en el Reino Unido también por los gobiernos socialdemócratas de la tercera vía, los cuales facilitaron a los empresarios la deslocalización y la contratación de trabajadores con salarios más bajos.

Debe remarcarse que los principales promotores de la ideología antiUE son los propios promotores de la UE: las transnacionales, la Troika y los gobiernos neoliberales entre los que estan los lugartenientes de la burguesía en el movimiento obrero, que han competido con la derecha a ver quien privatizaba, recortaba o bombardeaba mas, defendiendo las mismas politicas neoliberales, amparando el caracter imperialista de la UE. Esta triada (burguesias, troika, gobiernos capitalistas) han parido una UE sin derechos sociales para el proletariado, con todos los derechos para la acumulacion del capital y dispuesta a la gurra neocolonial, aplicando de forma standard recortes y reformas laborales, bombardeando paises para hacerse con sus recuros y expropiando nuestros salarios para pagar la deuda del capital y recuperar su tasa de ganancias.

Los media también han ocultado que una minoría de la izquierda con su rechazo a la UE, han opuesto el Lexit (acuña el término de izquierda y rechazo a la UE, Left y exit) al Brexit. Jenny Jones, exvicealcaldesa de Londres, hizo un pronunciamiento ecologista contra la UE, acusándola de ser un paraíso para los lobistas. Giles Fraser, pastor anglicano radical, condenó los efectos de la política agrícola comunitaria sobre los agricultores en los países en vías de desarrollo. Julie Burchill declaró que votaba Lexit (No a la UE) porque la UE “necesita una buena patada feminista”. Tariq Ali defendió un Lexit anticapitalista contra las privatizaciones, los recortes en prestaciones, los salarios bajos y la derogación de los derechos sindicales (19), y la posicion del Partido Comunista de Gran Bretaña por la salida de la UE denunciando su carácter reaccionario y antiobrero, y lo que ha supuesto para el pueblo griego la permanencia con más austeridad y recortes sin fin. Pero esto era una minoría en la izquierda británica.

Owen Jones, alertó del peligro de dejar la lucha contra la UE en manos de UKIP. Hacer frente a la derecha euroescéptica con un discurso anti-UE de clase hubiera creado un una contrarréplica que dirigiera las críticas de la UE a las oligarquías financieras y empresariales en vez de a los inmigrantes y refugiados, defendiendo la aportación de los trabajadores inmigrantes con sus cotizaciones en la sostenibilidad de los estados de bienestar y de que éstos aportan más de lo que reciben, son el sector de la clase obrera que menos salario indirecto reciben (pensiones, prestaciones sociales, por desempleo…) (20). En España por ejemplo, la fuerza de trabajo inmigrante inyecta a las cuentas públicas dos o tres veces más de los que perciben en prestaciones sociales de todo tipo, con sus cotizaciones los obreros inmigrantes han contribuido a elevar la proporción a 2,5 cotizantes por pensionista, retrasando en casi 5 años la previsible entrada en déficit del sistema público de pensiones, del 2023 al 2028 (21).

El referéndum del Reino Unido lo que demuestra es que la UE no es la alternativa a la extrema derecha y los neofascistas, y que la ausencia de alternativas en la clase obrera puede alimentarla. El antifascismo no puede venir de la UE cuyo carácter es imperialista y promotor del neofascismo. Ha demostrado que las promesas de reformas de la UE no encuentran eco en las clases populares. Si la izquierda calla y asiente, la derecha y la ultraderecha hegemonizaran el mapa político institucional. Con la UE en crisis, los partidos de izquierdas, comunistas, socialistas, ecologistas, feministas, “nueva izquierda, deben ir más allá de las reivindicaciones de reformas supraestatales de la UE, luchar de inmediato contra las leyes de austeridad paridas por la UE (madre de los recortes) y plantear llegado el momento, la ruptura democrática con la UE imperialista. Es decir, plantear otra Europa sin la UE.

No olvidemos que Lenin, nos indicó que los cambios revolucionarios bajo el capitalismo en su fase imperialista son desiguales, que es imposible que estos se den de forma simultánea en todos los países. Tampoco olvidemos que la UE para reformarse necesita de una mayoría y en algunos casos unanimidad de los estados miembros, algo imposible de conseguir (22).

La única salida que nos dejan a los trabajadores es la defensa de la ruptura general con esa dictadura europea del capital, que puede ser factible a partir de la retirada de uno o varios países miembros, desde el eslabón más débil de la cadena imperialista. Lo demás, como decía Lenin sobre la cuestión de la unidad europea bajo el capitalismo, son ilusiones y una utopía reaccionaria por quienes lo defienden.

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Lenin denunciaba que la consigna de los EE.UU. de Europa conducía a la falsa idea de la imposibilidad de llevar a cabo el proceso revolucionario socialista en uno o varios países, que la cadena imperialista puede partirse por su eslabón más débil, pudiendo expropiar a los capitalistas y organizar la producción socialista dentro de sus fronteras atrayendo a las clases y naciones oprimidas del mundo. Posibilidad que aún no se puede descartar porque la desigualdad del desarrollo político y económico sigue siendo una ley absoluta del capitalismo en su fase imperialista. Por eso si tan “leninistas” algunos se consideran, debieran saber que no hay que supeditar la lucha por el socialismo en cada país a la creación de los EE.UU. de Europa, y ningún país en donde la lucha de clases creen las condiciones revolucionarias, debe esperar a los otros en su lucha bajo el riesgo de ser derrotados por la contrarrevolución. Pero claro eso es mucho pedir a las “vieja” y “nueva” políticas.

11.BRUSELAS LA MEJOR GARANTÍA DE LOS ESTADOS CAPITALISTAS NACIONALES PARA DEFENDER A LAS CLASES DOMINANTES

Existe una lógica política de los partidarios de la UE que quita el foco principal del conflicto de clases y suprime esta en los ámbitos nacional y estatales. Aquí harto conocemos las soflamas de “la culpa es de Madrid”, en Catalunya y “la culpa es de Bruselas” en Madrid. Al final todos justifican los recortes del estado de bienestar, apoyando las políticas de la UE eludiendo las responsabilidades políticas. A las oligarquías financieras hispanas le viene bien que su Estado-clase, el español, aplique las políticas reaccionarias y de austeridad bajo ese argumento, suprimiendo la soberanía nacional y popular.

En realidad sí que se pueden hacer otras políticas en los ámbitos nacionales y estatales. Cuando el PSOE con Zapatero, congeló las pensiones para corregir el déficit público en 1.200 millones de euros, pudo haber conseguido más del doble revirtiendo la bajada del impuesto de sucesiones y el cuádruple manteniendo además el impuesto de patrimonio (4.652 millones). Y el PP podría haber hecho lo mismo cuando recortó 6.000 millones de euros a la sanidad revirtiendo la bajada del impuesto de sociedades de las empresas que facturan más de 150 millones de euros al año. Además tenemos el exorbitante fraude fiscal catalán y español (más de 60.000 millones anuales de los que más de 16.000 corresponden a Catalunya), dinero que no se recauda, que serviría para evitar recortes y ampliar los gastos y reformas sociales para los trabajadores. Pero claro, estamos hablando de unos gobiernos plegados a los intereses de un Estado que aplica políticas de la clase dominante. Por eso, cuando socialdemócratas y líderes de la “nueva izquierda” europea, como Varoufakis, que aún siendo críticos con las políticas de la UE, manifiestan que desde los Estados-nación no se puede hacer nada, dan la razón a esos gobiernos y a los explotadores que externalizan su responsabilidad para justificar las políticas antisociales.

La prueba más clara de que el mandato de Bruselas es una excusa para encubrir políticas de clase, lo tenemos en las hipotecas suelo, que sólo se aplican en España vulnerando las leyes de la propia UE que tanto veneran, robando la banca a la luz del día miles de millones de euros a los trabajadores hipotecados que se han podido beneficiar de la caída del euribor durante estos años de crisis por las fraudulentas cláusulas suelo. Una demostración palpable de que el Estado capitalista español sirve a los intereses de la clase dominante, la oligarquía financiera, diga lo que diga la UE y Bruselas.

Esta justificación de las políticas de la  UE  para aplicar políticas de la clase dominante con el pretexto de que en los ámbitos nacionales no hay nada que hacer, es lo que da alas al resurgimiento de los partidos de extrema derecha, como en Grecia, Suecia, etc. Los gobiernos neoliberales de derecha e izquierda, admiten la impopularidad de sus políticas, pero subrayan que son las que les exigen en Bruselas. Es este el lado abandonado por la izquierda, por el que la extrema derecha crece señalando a la UE como la culpable de la pérdida de la identidad y la soberanía nacional cedida a la UE por las clases dominantes de cada país, que consiguen gratuitamente lo que no podían conseguir anteriormente a nivel estatal: la destrucción del estado de bienestar y el descenso de los salarios a través de la UE. Este es el carril que la izquierda política ha dejado libre para que la demagogia de la extrema derecha conecte con las clases populares.

12. LA IDEOLOGÍA EUROPEÍSTA HEGEMÓNICA EN LA IZQUIERDA QUE RENUNCIA A LA LUCHA DE CLASES EN EL ÁMBITO ESTATAL ES UNA IDEOLOGÍA BURGUESA

Esa izquierda social-liberal, socialdemócrata, verde, “nueva izquierda”, etc., que va a remolque del proyecto de la UE, algunos de forma crítica, pero sin esperanza de cambio en el horizonte, conformándose con la esperanza de efectuar reformas que suavicen los aspectos más duros del sistema en una UE montada por y para los intereses financieros y empresariales, donde cualquier modificación de las políticas requiere de unas mayorías imposibles de conseguir. Esa izquierda que es por ahora hegemónica dentro del movimiento obrero europeo, no ofrece una alternativa real y visible para la clase obrera, para los sectores más afectados por la crisis, por el eje de la contradicción capital-trabajo, no plantea ningún frente de confrontación a la UE capitalista e imperialista y sus instituciones (Troika y OTAN). No plantea otra Europa fuera de la UE.

Esa izquierda se ha dedicado exclusivamente a temas de reivindicaciones civiles de las minorías y el feminismo, a costa de abandonar a los segmentos más duramente desprotegidos de la clase obrera. Los partidos comunistas de Europa occidental que adoptaron el revisionismo eurocomunista, abandonaron la organización de los centros de trabajo y se organizaron por territorialmente por circunscripción electoral (excepto el portugués y el griego), abandonando la presencia en las fábricas y barrios populares, abandonando la lucha de clases que para la burguesía nunca prescribe. La izquierda política (eurocomunistas y socialdemócratas) se organizó al margen del movimiento obrero, al margen de los cambios de su clase, la cual desorganizada, sin vanguardia política y sin conciencia de clase, desideologizada, optó por el apoliticismo de unos y el voto a la derecha de otros. La izquierda digna de tal nombre, incluyendo los movimientos de defensa de las minorías y el movimiento feminista deben recuperar el concepto de clase en sus proyectos, pues la mayoría de esas minorías y mujeres pertenecen a esta clase.

Sólo los partidos comunistas de Portugal y Grecia, marxistas y leninistas, disponen de una fuerte presencia en el movimiento obrero, y los barrios populares, con capacidad para movilizar a las clases populares, disponen dentro de la izquierda de la UE una política de clase, internacionalista, solidaria y anti-UE. El resto, ni fu, ni fa. Y así nos va.

Es por ese camino por donde se deja terreno abonado a la extrema derecha que logra hegemonizar el frente anti-UE, no porque sus propuestas sean justas y mejores, sino porque la mayoría de la izquierda no plantea la batalla allí donde la clase obrera la necesita. El descontento popular lo capitaliza la extrema derecha exclusivamente por la postura de esa izquierda descafeinada (desde las cúpulas de los PS hasta Syriza) que se aleja de las clases populares al apoyar indefinidamente el proyecto de la UE aplicando sus políticas dejando clara su naturaleza clasista al alinearse al lado del capital: deslocalizaciones, desindustrialización, pérdida salarial, paro masivo, destrucción del sector agrícola, Plan Bolonia, Bolkenstein, atraso de la edad de jubilación, OTAN, TTIP, fracking, paraísos fiscales, corrupción de los fondos de cohesión, Idomeni, guerras imperialistas… eso es el proyecto de la UE, un proyecto de clase capitalista e imperialista, que exige una respuesta de clase, antifascista y anti-imperialista en cada ámbito nacional-estatal, tal y como el movimiento obrero de cada país hizo en la lucha por las conquistas sociales que hoy nos están arrebatando.

Recordemos que el nazismo surgió en medio de la mayor crisis mundial del capitalismo en el S.XX, como respuesta del capital financiero a la revolución socialista de Octubre con el objetivo de destruir el movimiento obrero, y que el nazismo arraigó en las masas pequeño burguesas y los parados, entre los que la demagogia “anticapitalista” corrió como la pólvora. Pero el movimiento obrero se unió, organizó el antifascismo de los frentes populares, en las fábricas, barrios, centros de estudio y universidades, en defensa de la democracia, las conquistas sociales y el socialismo. Esa es la bandera que irremediablemente la izquierda debe levantar hoy frente a otra crisis mucho mayor, con la ofensiva más dura y senil del capital contra la clase obrera, si no quiere que el neofascismo levante otra vez la cabeza.

13. LA CRISIS DEL CAPITALISMO GOLPEA ÚNICAMENTE A LAS CLASES POPULARES DE TODOS LOS ÁMBITOS Y RAZAS

Estamos en la misma crisis que se inició en el 2008, y las consecuencias de la misma siguen siendo duras para la clase obrera, mayoría absoluta de la ciudadanía existente en todos los países, todas las razas, géneros y generaciones.

La crisis no distingue de rollos identitarios sean chovinistas, nacionalistas, raciales, de género, etc., somos los trabajadores de todo rango, sexo, edad y país los que la estamos padeciendo, mientras las oligarquías financieras se llenan los bolsillos.

Tenemos más en común los obreros blancos y masculinos con los obreros negros y las obreras que con los Trump, Obama, Clinton, Merkel, Hollande, May representantes de la clases dominantes y de la ideología patriotera imperialista.

El propio Luther King lo descubriría poco antes de ser asesinado al asegurar que el conflicto clave en EE.UU. era el conflicto de clases entre una minoría y una amplia mayoría compuesta de diferentes razas (23). Algo que la “nueva izquierda” y parte de los movimientos sociales olvidan.

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Las 62 personas más ricas del planeta, el 0,000000000826%, disponen de tanta riqueza como los 3.000 millones más pobres del mundo y el 1% posee más riqueza que el 99% de la población mundial. La única alternativa a esta situación no es más patrioterío, dependiente o imperialista, ni más muros,  ni más división entre los obreros y obreras, sino más soberanía popular en los países sobre sus recursos económicos, la unidad y organización de la clase obrera y las clases populares contra la crisis y sus beneficiarios, y la lucha por la superación del capitalismo, el socialismo, como único sistema que puede garantizar los derechos humanos sin destrucción de las fuerzas productivas, sin crisis y sin guerras. La culpa no es de Bruselas, Madrid o los inmigrantes, sino del capitalismo. Cambiémoslo organizando las luchas de los trabajadores a nivel estatal e internacionalmente y dejémonos de rollos identitarios.

Notas:

  1. El modelo económico global está fracasando. Bernie Sanders. http://www.ecoportal.net/Temas-Especiales/Economia/Bernie-Sanders-El-modelo-economico-global-esta-fracasando 19/07/2016
  2. Es sorprendente que se considere sorprendente la victoria de Trump. V. Navarro. http://www.vnavarro.org/?p=13720 11/11/2016
  3. Trump empieza a traicionar a la withe working class. Andy Robinson. http://ctxt.es/es/20161116/Politica/9528/Trumpclase-trabajadora-blanca-neoliberalismo.htm
  4. Por qué en EE.UU. hay que registrarse para votar. http://internacional.elpais.com/internacional/2016/10/28/estados_unidos/1477673318_805724.html
  5. 5 razones por las que Trump será el futuro presidente de EE.UU., según Michael Moore. https://actualidad.rt.com/actualidad/214437-razones-trump-presidente-moor 28/07/2016
  6. ¿Cuánto les costará a los estadounidenses el plan de Trump en materia de defensa? http://eldiariouniversal.com/2016/11/13/cuanto-les-costara-a-los-estadounidenses-el-plan-de-trump-en-materia-de-defensa/
  7. Trump empieza a traicionar a la withe working class. Andy Robinson. http://ctxt.es/es/20161116/Politica/9528/Trumpclase-trabajadora-blanca-neoliberalismo.htm
  8. El Estado Islámico ocupó franjas de Siria, millones de personas fueron desplazadas, y las poblaciones masacradas o esclavizadas. Las conquistas territoriales del EI con el botín obtenido por la venta de petróleo a Turquía y el flujo de armas procedente de Arabia Saudí, EE.UU. y la UE reclutó a más decenas de miles de “combatientes” mercenarios procedentes de 80 países del mundo -Norteamérica, Europa, Norte de África y Asia-.
  9. Obama, se ha reunido con jueces y políticos que derrocaron al gobierno de Dilma Rousseff, ha dado apoyo a los gobiernos de derecha de Keiko Fujimori en Perú y Juan Manuel Santos en Colombia y se ha aliado con el gobierno neoliberal de Macri en Argentina quien ha liquidado los servicios sociales de los trabajadores, aumentado el precio de la energía básica y ha despedido a miles de empleados públicos.
  10. Periodistas, políticos, juristas y ciudadanos son asesinados impunemente, la economía ucraniana se ha colapsado, los precios se han disparado, los ingresos salariales se han reducido a la mitad, el paro se ha triplicado y más de un millón de ucranianos ha emigrado a Rusia.
  11. Yo deporto, tu deportas: la UE expulsó en el 2015 a más del doble de inmigrantes que EE.UU. http://www.elconfidencial.com/mundo/2016-11-14/trump-deportacion-inmigrantes-obama-europa-grecia-francia-espana_1289229/
  12. Confirmado: Arabia Saudí es el principal patrocinador de la campaña de Clinton. http://www.hispantv.com/noticias/ee-uu-/268626/arabia-saudita-patrocina-presidencia-clinton-eeuu
  13. Es sorprendente que se considere sorprendente la victoria de Trump. V. Navarro. http://www.vnavarro.org/?p=13720 11/11/2016
  14. Los banqueros de Walt Street se apoderaron de más de un billón de dólares en activos públicos, el sistema sanitario de la URSS fue suprimido, Rusia sufrió una disminución de la población de 7 millones de personas -1991/2002- principalmente a causa de las enfermedades, la desnutrición, el paro, la pérdida de salarios y pensiones, etc. (La catástrofe humanitaria de Rusia tras la desintegración de la URSS. Miguel A. Montes. https://marxismoleninismo.wordpress.com/2012/12/30/la-catastrofe-humanitaria-de-rusia-tras-la-desintegracion-de-la-urss/  -Clinton y Trump: ¿Nuclearizados o lobotomizados?. J. Petras. http://www.lahaine.org/mundo.php/clinton-y-trump-inuclearizados-o 25/05/2016).
  15. Clinton y Trump: ¿Nuclearizados o lobotomizados?. J. Petras. http://www.lahaine.org/mundo.php/clinton-y-trump-inuclearizados-o 25/05/2016).
  16. Los ataques químicos contra la población siria fueron obra de EE.UU. https://movimientopoliticoderesistencia.blogspot.com.es/2016/05/los-ataques-quimicos-contra-la.html 3/05/2016.
  17. Yo deporto, tu deportas: la UE expulsó en el 2015 a más del doble de inmigrantes que EE.UU. http://www.elconfidencial.com/mundo/2016-11-14/trump-deportacion-inmigrantes-obama-europa-grecia-francia-espana_1289229/
  18. Lo que los medios no dicen sobre las causas del Brexit. V. Navarro. http://www.vnavarro.org/?p=13484 25/06/2016
  19. El Lexit que nunca fue. Kate Shea Baird. http://ctxt.es/es/20160615/Firmas/6722/referendum-brexit-UE-Corbyn-Oewn-Jones.htm 20/06/2016.
  20. En España los inmigrantes consultan un 7% menos al médico de cabecera que los españoles, un 16,5% menos al especialista, menos del 1% de los trabajadores inmigrantes son beneficiarios de pensiones, etc. (Los trabajadores inmigrantes están retrasando la quiebra del Estado español. https://marxismoleninismo.wordpress.com/2016/01/30/los-trabajadores-inmigrantes-estan-retrasando-la-quiebra-del-estado-espanol/).
  21. Los trabajadores inmigrantes están retrasando la quiebra del Estado español. https://marxismoleninismo.wordpress.com/2016/01/30/los-trabajadores-inmigrantes-estan-retrasando-la-quiebra-del-estado-espanol/
  22. Para reformar el BCE se necesita el respaldo de todos los países de la UE (28), y la reforma del Tratado de la UE el respaldo de 18 países.
  23. Es sorprendente que se considere sorprendente la victoria de Trump. V. Navarro. http://www.vnavarro.org/?p=13720 11/11/2016

7 pensamientos en “TRUMP, EL BERLUSCONI YANQUI Y LAS RAÍCES DEL IMPULSO DEL NEOFASCISMO EN LA UE

  1. Trump se quita la careta y elige a un ejecutivo del sector de comida rápida como secretario de empleo. Neoliberal partidario de bajar los impuestos a los ricos y no subir el salario mínimo:

    Trump elige a un ejecutivo del sector de la comida rápida como secretario de Trabajo
    Publicado: 9 dic 2016 05:24 GMT

    Este jueves, Donald Trump ha elegido a Andrew Puzder como futuro secretario de Trabajo de su Gobierno, informa el diario estadounidense ‘The New York Times’. Puzder, director de la sexta mayor cadena de comida rápida de Estados Unidos, ha sido un firme opositor a la subida del sueldo mínimo a 15 dólares por hora demandada por los trabajadores del sector.

    Andrew Puzder se ha ganado la fama de ser un empresario solvente después de que resucitara el consorcio CKE, fuertemente endeudado, convirtiéndolo en unaEMPRESA RENTABLE , estable y al alza. Para conseguir esta transformación cambió el modelo de negocio, convirtió todos los restaurantes en franquicias y trasladó la sede de la empresa al estado de Tennessee, donde no hay impuesto sobre las ganancias. Además, optó por polémicas campañas publicitarias para atraer al público más joven.

    Puzder, cuyo sueldo como ejecutivo es 721 veces mayor que el de los empleados que cobran el sueldo mínimo(7,25 dólares la hora), es un firme opositor a la subida del salario mínimo, porque afirma que el aumento repercutiría en los precios para los consumidores, lo que redundaría en menos oportunidades laborales.

    El hombre elegido por Trump para la Secretaría de Trabajo apoya el plan del presidente electo de bajar los impuestos a las corporaciones y a las rentas altas y suavizar la regulación económica, lo que, en su opinión, implicará creación de empleos.

  2. Unión Europea: Letonia pone la svástica nazi en las plazas y calles
    https://diario-octubre.com/union-europea-letonia-pone-la-svastica-nazi-en-las-plazas-y-calles/

    Letonia que, como los demás países bálticos, ha vuelto al III Reich desde que se integró en la Unión Europea, vive una verdadera orgía fascista.

    Es casi como España, con sus desfiles y toda su parafernalia. No puede extrañar que desde la entrada en la Unión (Europea) y la salida de la otra Unión (la Soviética) se sientan tan felices. Los veteranos de las SS han empezado a cobrar su pensión, mientras los del Ejército Rojo han perdido la suya.

    Es posible que todo sea culpa nuestra, que vemos fantasmas donde no los hay, pero nos parece que el adorno que el ayuntamiento ha puesto en un parque de Riga no es otra cosa que una cruz gamada. Quizá se hayan aficionado a la simbología indoeuropea o a las viejas rinas vikingas, es decir, que no sean nazis sino que tengan las mismas aficiones simbólicas que ellos…

    Todo puede pasar, sobre todo si la sensibilidad está a flor de piel, pero vean: en 2013 el equipo de hockey sobre hielo Dínamo de Riga también dibujó una svástica aprovechando un baile tradicional durante un partido contra un equipo… ruso.

    Ante la proliferación de simbología nazi por las calles de Riga, los turistas se han sorprendido y los vecinos han protestado con mensajes a los medios de comunicación: no es una buena idea llevar a los niños a jugar a un parque presidido por la svástica. ¿O deben acostumbrarles desde el principio a convivir con al simbología nazi?, ¿a normalizarla?

    El alcalde la Riga, Nils Usakovs, ya ha dicho que a pesar de las protestas no va a quitar los símbolos del parque. En la residencia oficial del presidente de Letonia, Raimonds Vejonis, han cortado el césped para dibujar la svástica sobre él y los gabinetes de imagen tuvieron que redactar sibilinas notas de prensa acerca de que se trata de un símbolo pagano, que antiguamente simbolizaba la vitalidad y la felicidad.

    Más o menos es lo que dice el PP en España: es mejor dejar los símbolos franquistas tal y como están porque forman arte de “nuestra” historia. O sea, que ellos no tienen otra historia que la franquista.

    Los desfiles nazis, convocados por el “Club 415”, también son otra tradición histórica en Letonia, lo mismo que los campos de concentración, donde incineraron a polacos, a rusos, a judíos… a todos los que no eran nazis. No deberíamos extrañarnos si dentro de poco en aquellos lugares alguien organiza una para que las tradiciones nacionales de los hornos crematorios no se pierdan.

    Letonia fue el país donde se cometieron la peores matanzas de toda Europa. De los 85.000 judíos que había en 1941, cuando se retiró el Ejército Rojo, sólo encontraron vivos a 500 a su regreso. La ciudad de Rumbola se convirtió en el símbolo de la masacre. En dos semanas 30.000 judíos fueron llevados al ghetto de Riga, alineados delante de las fosas y acribillados por las metralletas.

    Esos que hoy el gobierno de Letonia considera “héroes”, fueron los que apretaron el gatillo.

  3. El resurgir de la extrema derecha en Europa
    por Clara Pérez Bocanegra 23/06/20160
    Publicado en Unión Europea / Europa
    http://www.blog.rielcano.org/resurgir-la-extrema-derecha-europa/

    Hoy en día la denominada extrema derecha está presente en la mayoría de los parlamentos nacionales de la UE, con las notables excepciones de Portugal, España, Eslovenia, Irlanda y los micro-Estados. También ha calado hondo en sus socios europeos más importantes como Serbia, Ucrania, Noruega y Suiza. ¿Cómo se explica este giro hacia la derecha en los últimos cinco años en Europa, un continente caracterizado por un modelo social de bienestar y unos valores democráticos compartidos? El incremento en lainmigración es quizá el tema más mediático pero detrás del discurso xenófobo e iliberal del que algunos hacen gala, los partidos de más éxito (como son Ley y Justicia –PiS– en Polonia, el Partido de la Libertad Austriaco –FPÖ–, Fidesz en Hungría y el Frente Nacionalfrancés de Marine Le Pen) proponen también ambiciosos programas económicos basados en los subsidios a las familias, pequeños empresarios y programas de nacionalización del sector privado que están atrayendo el voto tradicional de izquierdas. El resurgimiento de la derecha radical y populista es más que la manifestación de un pensamiento racista: es la manifestación del localismo frente al actual orden mundial de internacionalismo. La soberanía frente a la globalización.

    Así pues, en Polonia, la política estrella del PiS durante las elecciones fue su apoyo a las familias mediante la reforma del sistema de subsidios, el incremento de las bajas maternales y la futura introducción de una paga mensual de 500 złotych (113 euros) por hijo. EnHungría, Orbán y su partido populista Fidesz nacionalizaron fondos de pensiones, aprobaron impuestos sobre transacciones financieras y redujeron el precio de la energía en el mercado para beneficiar a hogares e industrias. Sin embargo, la contracción del PIB del 0,8% en este trimestre, la decreciente calidad de los servicios públicos y la alta tasa de pobreza (con el 40% de húngaros en riesgo de exclusión) han dado alas a Jobbik, partido aún más a la derecha de Fidesz, que apuesta por un incremento del gasto público y que se ha convertido en el primer partido de oposición en el país. En Francia, Marine Le Penpropone un incremento del salario mínimo del 13%, una revalorización de las pensiones, una bajada de impuestos en las tarifas energéticas y un proteccionismo económico generalizado. Por último, el FPÖ austriaco esgrime el rechazo al libre comercio, con medidas proteccionistas para proteger a los empleados nacionales e incremento de viviendas públicas y del gasto en sanidad, cosechando así el 86% del voto de la clase obrera en las últimas elecciones presidenciales.

    El cambio en la presentación de estos partidos también está siendo clave. La cara “oficial” del PiS es la primera ministra Beata Szydło, poco conocida en política nacional pero cuyo carácter moderado y conciliador contrasta con el estilo abrasivo del fundador del partido, Jarosław Kaczyński. Algo similar sucede en el FPÖ con el candidato presidencial Norbert Hofer y el actual líder del partido, Heinz-Christian Strache. En el Frente Nacional, Marine Le Pen expulsó en 2015 a su padre, Jean-Marie Le Pen, citando sus numerosas “faltas” y distanciándose de su retórica anti-semita. A estas caras nuevas hay que sumar una superficial y calculada suavización del discurso xenófobo. Así pues, estos partidos aceptan públicamente el derecho de asilo y la necesidad de inmigración laboral, y resaltan las virtudes de los inmigrantes “bien integrados” –excluyéndolos inicialmente y provisionalmente de sus críticas como ejercicio de imagen–. Sus plataformas dicen promover medidas, con dudosos criterios, para separar a los “verdaderos” refugiados de aquellos que “abusarán” del Estado de Bienestar, la restricción de la inmigración de baja cualificación y la puesta en marcha de requisitos de integración basados en la asimilación cultural y el conocimiento del idioma. Finalmente, los partidos suelen justificar sus posiciones a base de argumentos económicos, como la reducción de salarios y el supuesto incremento del gasto público, transformando el discurso xenófobo en otra vertiente de proteccionismo, que apela a la desilusión y precariedad laboral de la clase obrera.

    En definitiva, la interconectividad de los mercados y los marcos económicos establecidos, como el Tratado de Maastricht y la zona euro, han contribuido a la creación de una percepción en la que cristiano-demócratas y social-demócratas se diferencian más por sus valores y defensa de ciertos derechos que por su programa económico. Esta percepción, junto al rechazo de las medidas de austeridad propiciadas por la crisis económica por una parte importante del electorado, ha suscitado una fuga de votos hacia otras opciones más radicales y que ha afectado con especial fuerza a los partidos social-demócratas. Por lo tanto, el auge de los movimientos de derecha populistas en Europa no es simplemente una reacción a la crisis migratoria, sino una protesta generalizada hacia la globalización por parte de una población que no se siente participe de sus beneficios y que se escuda en la soberanía y en una supuesta protección y seguridad que estos partidos prometen traer.

  4. Ignacio Ramonet Las 7 propuestas de Donald Trump que explican su victoria
    noviembre 10

    La victoria de Donald Trump ( como el ‘Brexit’ en el Reino Unido, o la victoria del ‘no’ en Colombia ) significa, primero, una nueva estrepitosa derrota de los grandes medios dominantes y de los institutos de sondeo y de las encuestas de opinión.

    Pero significa también que toda la arquitectura mundial, establecida al final de la Segunda Guerra Mundial, se ve ahora trastocada y se derrumba. Los naipes de la geopolítica se van a barajar de nuevo. Otra partida empieza. Entramos en una era nueva cuyo rasgo determinante es ‘lo desconocido’. Ahora todo puede ocurrir.

    ¿Cómo consiguió Trump invertir una tendencia que lo daba perdedor y lograr imponerse en la recta final de la campaña? Este personaje atípico, con sus propuestas grotescas y sus ideas sensacionalistas, ya había desbaratado hasta ahora todos los pronósticos. Frente a pesos pesados como Jeb Bush, Marco Rubio o Ted Cruz, que contaban además con el resuelto apoyo del establishment republicano, muy pocos lo veían imponerse en las primarias del Partido Republicano, y sin embargo carbonizó a sus adversarios, reduciéndolos a cenizas.

    Hay que entender que desde la crisis financiera de 2008 (de la que aún no hemos salido) ya nada es igual en ninguna parte. Los ciudadanos están profundamente desencantados. La propia democracia, como modelo, ha perdido credibilidad. Los sistemas políticos han sido sacudidos hasta las raíces. En Europa, por ejemplo, se han multiplicado los terremotos electorales (entre ellos, el Brexit). Los grandes partidos tradicionales están en crisis. Y en todas partes percibimos subidas de formaciones de extrema derecha (en Francia, en Austria y en los países nórdicos) o de partidos antisistema y anticorrupción (Italia, España). El paisaje político aparece radicalmente transformado.

    Ese fenómeno ha llegado a Estados Unidos, un país que ya conoció, en 2010, una ola populista devastadora, encarnada entonces por el Tea Party. La irrupción del multimillonario Donald Trump en la Casa Blanca prolonga aquello y constituye una revolución electoral que ningún analista supo prever. Aunque pervive, en apariencias, la vieja bicefalia entre demócratas y republicanos, la victoria de un candidato tan heterodoxo como Trump constituye un verdadero seísmo. Su estilo directo, populachero, y su mensaje maniqueo y reduccionista, apelando a los bajos instintos de ciertos sectores de la sociedad, muy distinto del tono habitual de los políticos estadounidenses, le ha conferido un carácter de autenticidad a ojos del sector más decepcionado del electorado de la derecha. Para muchos electores irritados por lo « políticamente correcto », que creen que ya no se puede decir lo que se piensa so pena de ser acusado de racista, la « palabra libre » de Trump sobre los latinos, los inmigrantes o los musulmanes es percibida como un auténtico desahogo.

    A ese respecto, el candidato republicano ha sabido interpretar lo que podríamos llamar la « rebelión de las bases ». Mejor que nadie, percibió la fractura cada vez más amplia entre las élites políticas, económicas, intelectuales y mediáticas, por una parte, y la base del electorado conservador, por la otra. Su discurso violentamente anti-Washington y anti-Wall Street sedujo, en particular, a los electores blancos, poco cultos, y empobrecidos por los efectos de la globalización económica.

    Hay que precisar que el mensaje de Trump no es semejante al de un partido neofascista europeo. No es un ultraderechista convencional. Él mismo se define como un «conservador con sentido común» y su posición, en el abanico de la política, se situaría más exactamente a la derecha de la derecha. Empresario multimillonario y estrella archipopular de la telerrealidad, Trump no es un antisistema, ni obviamente un revolucionario. No censura el modelo político en sí, sino a los políticos que lo han estado piloteando. Su discurso es emocional y espontáneo. Apela a los instintos, a las tripas, no a lo cerebral, ni a la razón. Habla para esa parte del pueblo estadounidense entre la cual ha empezado a cundir el desánimo y el descontento. Se dirige a la gente que está cansada de la vieja política, de la « casta ». Y promete inyectar honestidad en el sistema; renovar nombres, rostros y actitudes.

    Los medios han dado gran difusión a algunas de sus declaraciones y propuestas más odiosas, pata físicas o ubuescas. Recordemos, por ejemplo, su afirmación de que todos los inmigrantes ilegales mexicanos son “corruptos, delincuentes y violadores”. O su proyecto de expulsar a los 11 millones de inmigrantes ilegales latinos a quienes quiere meter en autobuses y expulsar del país, mandándoles a México. O su propuesta, inspirada en « Juego de Tronos », de construir un muro fronterizo de 3.145 kilómetros a lo largo de valles, montañas y desiertos, para impedir la entrada de inmigrantes latinoamericanos y cuyo presupuesto de 21 mil millones de dólares sería financiado por el gobierno de México. En ese mismo orden de ideas: también anunció que prohibiría la entrada a todos los inmigrantes musulmanes…Y atacó con vehemencia a los padres de un militar estadounidense de confesión musulmana, Humayun Khan, muerto en combate en 2004, en Irak.

    También su afirmación de que el matrimonio tradicional, formado por un hombre y una mujer, es “la base de una sociedad libre”, y su crítica de la decisión del Tribunal Supremo de considerar que el matrimonio entre personas del mismo sexo es un derecho constitucional. Trump apoya las llamadas “leyes de libertad religiosa”, impulsadas por los conservadores en varios Estados, para denegar servicios a las personas LGTB. Sin olvidar sus declaraciones sobre el “engaño” del cambio climático que, según Trump, es un concepto “creado por y para los chinos, para hacer que el sector manufacturero estadounidense pierda competitividad”.

    Este catálogo de necedades horripilantes y detestables ha sido, repito, masivamente difundido por los medios dominantes no solo en Estados Unidos sino en el resto del mundo. Y la principal pregunta que mucha gente se hacía era: ¿ cómo es posible que un personaje con tan lamentables ideas consiga una audiencia tan considerable entre los electores estadounidenses que, obviamente, no pueden estar todos lobotomizados ? Algo no cuadraba.

    Para responder a esa pregunta tuvimos que hendir la muralla informativa y analizar más de cerca el programa completo del candidato republicano y descubrir los siete puntos fundamentales que defiende, silenciados por los grandes medios.
    1) Los periodistas no le perdonan, en primer lugar, que ataque de frente al poder mediático. Le reprochan que constantemente anime al público en sus mítines a abuchear a los “deshonestos” medios. Trump suele afirmar: « No estoy compitiendo contra Hillary Clinton, estoy compitiendo contra los corruptos medios de comunicación[i] ». En un tweet reciente, por ejemplo, escribió: « Si los repugnantes y corruptos medios me cubrieran de forma honesta y no inyectaran significados falsos a las palabras que digo, estaría ganando a Hillary por un 20%. »

    Por considerar injusta o sesgada la cobertura mediática, el candidato republicano no dudó en retirar las credenciales de prensa para cubrir sus actos de campaña a varios medios importantes, entre otros: The Washington Post, Político, Huffington Post y BuzzFeed. Y hasta se ha atrevido a atacar a Fox News, la gran cadena del derechismo panfletario, a pesar de que lo apoya a fondo como candidato favorito…

    2) Otra razón por la que los grandes medios atacaron con saña a Trump es porque denuncia la globalización económica, convencido de que ésta ha acabado con la clase media. Según él, la economía globalizada está fallando cada vez a más gente, y recuerda que, en los últimos quince años, en Estados Unidos, más de 60.000 fábricas tuvieron que cerrar y casi cinco millones de empleos industriales bien pagados desaparecieron.

    3) Es un ferviente proteccionista. Propone aumentar las tasas sobre todos los productos importados. « Vamos a recuperar el control del país, haremos que Estados Unidos vuelva a ser un gran país. », suele afirmar, retomando su eslogan de campaña.

    Partidario del Brexit, Donald Trump ha desvelado que, una vez elegido presidente, tratará de sacar a EE.UU. del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA por sus siglas en inglés). También arremetió contra el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP por sus siglas en inglés), y aseguró que, de alcanzar la Presidencia, sacará al país del mismo: « El TPP sería un golpe mortal para la industria manufacturera de Estados Unidos. »

    En regiones como el rust belt, el «cinturón del óxido» del noreste, donde las deslocalizaciones y el cierre de fábricas manufactureras dejaron altos niveles de desempleo y de pobreza, este mensaje de Trump está calando hondo.

    4) Así como su rechazo de los recortes neoliberales en materia de seguridad social. Muchos electores republicanos, víctimas de la crisis económica del 2008 o que tienen más de 65 años, necesitan beneficiarse de la Social Security (jubilación) y del Medicare (seguro de salud) que desarrolló el presidente Barack Obama y que otros líderes republicanos desean suprimir.

    Trump ha prometido no tocar a estos avances sociales, bajar el precio de los medicamentos, ayudar a resolver los problemas de los « sin techo », reformar la fiscalidad de los pequeños contribuyentes y suprimir el impuesto federal que afecta a 73 millones de hogares modestos.

    5) Contra la arrogancia de Wall Street, Trump propone aumentar significativamente los impuestos de los corredores de hedge funds que ganan fortunas, y apoya el restablecimiento de la Ley Glass-Steagall. Aprobada en 1933, en plena Depresión, esta ley separó la banca tradicional de la banca de inversiones con el objetivo de evitar que la primera pudiera hacer inversiones de alto riesgo. Obviamente, todo el sector financiero se opone absolutamente al restablecimiento de esta medida.

    6) En política internacional, Trump quiere establecer una alianza con Rusia para combatir con eficacia a la Organización Estado islámico (ISIS por sus siglas en inglés). Aunque para ello Washington tenga que reconocer la anexión de Crimea por Moscú.

    7) Trump estima que con su enorme deuda soberana, los Estados Unidos ya no disponen de los recursos necesarios para conducir una política extranjera intervencionista indiscriminada. Ya no pueden imponen la paz a cualquier precio. En contradicción con varios caciques de su partido, y como consecuencia lógica del final de la guerra fría, quiere cambiar la OTAN: « No habrá nunca más garantía de una protección automática de los Estados Unidos para los países de la OTAN. »

    Todas estas propuestas no invalidan en absoluto las inaceptables, odiosas y a veces nauseabundas declaraciones del candidato republicano difundidas a bombo y platillo por los grandes medios dominantes. Pero sí explican mejor el porqué de su éxito.

    En 1980, la inesperada victoria de Ronald Reagan a la presidencia de Estados Unidos había hecho entrar el planeta en un Ciclo de cuarenta años de neoliberalismo y de globalización financiera. La victoria hoy de Donald Trump puede hacernos entrar en un nuevo Ciclo geopolítico cuya peligrosa característica ideológica principal –que vemos surgir por todas partes y en particular en Francia con Marine Le Pen – es el ‘autoritarismo identitario’. Un mundo se derrumba pues, y da vértigo…

  5. Los costes de enfatizar género y raza sin considerar clase social: el caso de EEUU
    Vicenç Navarro,27 de Enero de 2017

    El establishment político-mediático del Partido Demócrata en EEUU continúa sin entender qué ha pasado en las elecciones donde triunfó el candidato republicano Donald Trump. Está perplejo, y la única manera que tiene para explicar su derrota es mediante la demonización del votante del candidato Trump, definiéndolo como ignorante, poco educado, poco sofisticado, lleno de racismo y machismo, y con prejuicios, resultado de su inexistente educación, cuando no de su irracional visión.
    Han contribuido a esta demonización las declaraciones de la propia candidata a la presidencia del Partido Demócrata, la Sra. Hillary Clinton, quien durante la campaña, en una reunión con la comunidad lesbiana de Nueva York, indicó que “se puede poner a la mitad de los partidarios de Trump en la categoría de ‘gente despreciable’. Son racistas, sexistas, homófobos, xenófobos, islamófobos y muchas otras cosas”, concluyendo que muchos de ellos son “irrecuperables”. Y, para no ser menos, el mismo presidente Obama indicó que el comportamiento del votante de Trump “había sido a todas luces irracional, aferrándose a sus prejuicios o a su religión o a una hostilidad hacia los que no son como ellos, como hacia los inmigrantes o contra el comercio internacional”.

    Esta percepción, muy generalizada en los grandes medios de información, tanto estadounidenses como españoles, no deja de ser sorprendente, pues gran número de tales supuestos “ignorantes”, “poco educados”, “racistas” y “xenófobos” habían votado por el candidato (después presidente) Obama en las elecciones del 2008, cuando tal candidato despertó una gran ilusión, debido a su compromiso con realizar un gran cambio, gran cambio que, para grandes sectores de las clases populares, nunca llegó. Barrios obreros blancos en los Estados de Pensilvania, Wisconsin, Ohio y Míchigan, que habían dado la victoria al candidato Obama en 2008, votaron esta vez por el candidato Trump. Fue precisamente este cambio de voto en estos Estados lo que dio la victoria al candidato Trump en el Colegio Electoral. Y, por desgracia, el establishment político-mediático del Partido Demócrata, todavía no ha entendido el porqué.

    La demonización del votante de Trump

    La única explicación que el establishment del Partido Demócrata está dando a lo ocurrido el día de las elecciones es acusar a los votantes de racistas, acusación a la que se añade ahora la de sexistas, asumiendo erróneamente que no votaron a Hillary Clinton porque ésta era mujer. En realidad, la Sra. Clinton había orientado su campaña a partir de la premisa de que “había llegado el momento de las mujeres” (como las elecciones anteriores habían significado la llegada del momento para los afroamericanos, al salir elegido un candidato negro). Sin embargo, la gran sorpresa del Partido Demócrata fue que la gran mayoría de las mujeres blancas votaron a Trump (mayoría incluso mayor entre las mujeres de clase trabajadora). Explicar este hecho, como está haciendo la Sra. Clinton, subrayando que era consecuencia de su falta de educación (mostrando como prueba de ello que los sectores con mayor educación votaron a Clinton y que los menos educados lo hicieron por Trump), es creer que la educación era la variable determinante del comportamiento electoral, cuando la variable determinante fue la indignación de clase –predominantemente de clase trabajadora– frente al establishment demócrata representado por la Sra. Clinton. La educación era un indicador de la clase social del votante. Y Donald Trump fue el único candidato (junto con Bernie Sanders) que apeló al sentido y conciencia de clase del electorado. La eliminación sectaria, por parte del Partido Demócrata, de Bernie Sanders canalizó el proceso de movilización de la clase trabajadora al candidato Donald Trump, un personaje enormemente astuto, que utilizó dicha conciencia de clase frente al muy rechazado establishment político-mediático, bien representado por la candidata Hillary Clinton. La gente educada, trabajando con el presidente Obama y con la candidata Clinton, junto con los presidentes Clinton y Bush padre e hijo, había contribuido a crear la enorme crisis que dañó sustancialmente el bienestar y calidad de vida de las clases populares poco educadas. A tales clases, el establishment político-mediático no les dejó otra alternativa que votar a Trump para mostrar su enfado y rechazo al establishment del Partido Demócrata, responsable, junto con el del Partido Republicano, de la Gran Recesión. Ambos establishments habían eliminado antes a Bernie Sanders, que era la única posibilidad para cambiar las políticas que habían causado la Gran Recesión. De hecho, la gran mayoría de encuestas señalaban que Sanders hubiera ganado a Trump con porcentajes mucho mayores que los que Clinton mostraba.

    El fracaso de las políticas identitarias frente al elemento de clase

    En EEUU, las mayores diferencias entre las derechas (el Partido Republicano) y el partido que con excesiva generosidad podría llamarse de izquierdas (el Partido Demócrata) se encuentran en la estrategia de integración de los sectores discriminados –tales como minorías negras y latinos así como mujeres- dentro de las estructuras de poder. Ha sido el Partido Demócrata el que ha liderado las campañas antidiscriminación de las minorías y de las mujeres. Tales campañas han resultado exitosas, con un incremento notable de personas pertenecientes a las minorías discriminadas y de mujeres en las estructuras de poder, tanto públicas como privadas. Ahora bien, han sido minorías o mujeres de clase media de renta alta las que se han beneficiado de ello, sin que ello supusiera necesariamente un mejoramiento en el bienestar y calidad de vida de la mayoría de las minorías y de las mujeres que pertenecían a las clases populares. En realidad, las que más se han beneficiado han sido las personas de clase media-alta (la clase educada profesional), sin con ello mejorar el bienestar de la clase trabajadora y otros sectores de las clases populares. Su máximo valor es el simbólico, mostrando (o intentando mostrar) que todos los ciudadanos, independientemente de su raza o género, pueden alcanzar las máximas cotas de poder. Pero este imaginarlo en el sueño americano no se corresponde con la realidad, pues para los hijos e hijas de la clase trabajadora es muy difícil llegar arriba, situación que es incluso más acentuada hoy en día, cuando la evidencia muestra que los hijos no vivirán mejor que sus padres en este futuro diseñado por los de arriba.

    Así pues, la variable de clase continúa siendo una variable de enorme importancia para entender como la población piensa, vive y vota. Y la clase trabajadora (personas que obtienen sus rentas del trabajo, a base de un trabajo repetitivo, supervisado y que se paga por horas) continúa existiendo. En realidad, son ellas la mayoría de las clases populares. Y cuando las izquierdas se olvidan de ello, tales clases votan a la ultraderecha. Así ha ocurrido en EEUU, así ha ocurrido en el Reino Unido y así puede ocurrir en Francia y en otros países de la Unión Europea.

    En realidad, la experiencia de las elecciones estadounidenses muestra claramente que existen clases sociales entre las minorías y entre las mujeres, y que, aun cuando la mayoría de asociaciones de defensa de las minorías, así como de las mujeres (todas las cuales apoyaron a la Sra. Hillary Clinton) estaban lideradas por mujeres de clase media alta, perteneciente a las clases profesionales, y se consideraban representantes de todas las mujeres, la mayoría de estas dieron mayor hincapié a lo que ellas percibieron que eran sus intereses de clase –rechazando el establishment político-mediático- que no a lo que sus dirigentes definieron como sus intereses de género. Sería un error enfrentar los intereses de raza y género con los de clase, y viceversa, pero es claramente un error mayúsculo no darse cuenta que tanto las razas como los géneros tienen clases sociales que pueden tener intereses distintos y en conflicto. El caso último de Estados Unidos es un ejemplo de ello.

    Ni que decir tiene que el gobierno Trump, compuesto por elementos clave de la clase empresarial, llevará a cabo políticas que dañarán extensamente el bienestar de las clases populares, pero su victoria muestra el grado de rechazo que las clases populares, y sobre todo la clase trabajadora blanca (que es la mayoría de la clase trabajadora en aquel país), tuvieron hacia lo que se había definido históricamente como el partido del pueblo, el Partido Demócrata. Ha sido la gran pérdida de credibilidad de los instrumentos que históricamente defendían los intereses de las clases populares lo que ha causado la victoria de la ultraderecha en Estados Unidos y, probablemente, en muchos países de Europa.

  6. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=227070
    Trump reúne al imperialismo, el wahabismo y el sionismo

    Pablo Jofré Leal
    HispanTV

    La visita del presidente estadounidense Donald Trump a Arabia Saudí e Israel, otorga nuevos aíres a una alianza política y militar destinada, no sólo a recomponer confianzas en la triada de ideologías como el imperialismo, el sionismo y el wahabismo, sino que a partir de sus coincidencias e intereses, intensificar las agresiones contra los pueblos de Oriente Medio.

    Tras un periodo de cortísimo y relativo alejamiento, bajo la administración del ex presidente Barack Obama, entre Washington y sus socios de la Casa al Saud y la entidad sionista, el nuevo mandatario estadounidense ha decidido insuflar nuevos alientos a la relación con sus hijos putativos en Oriente Medio y de pasada incrementar la venta de armas en una región, que es el principal cliente del complejo militar industrial estadounidense. Sólo el año 2016 Arabia saudí gastó 67 mil millones de dólares en armas, presionando, igualmente, para que sus aliados del denominado Consejo de Cooperación del Golfo inviertan cifras multimillonarias en la compra de armas a Estados Unidos y países aliados como Gran Bretaña y Francia.

    El presidente estadounidense, en la ampulosamente denominada Cumbre Islámica-Árabe – Estadounidense, ante representantes de 50 naciones musulmanas, con Jefes de Estado o de gobierno de 37 de ellas llamó a combatir al terrorismo. «Expúlsenles. Expúlsenles de sus lugares de culto. Expúlsenles de la tierra santa” sostuvo en dicho encuentro en Riad. A lo que faltó agregar que esos intentos de expulsión debe hacerse con armas, fundamentalmente, Made in USA pero, además, declarar aquello sin rubor alguno frente al papel desempeñado por Washington y precisamente Arabia Saudí en el nacimiento y desarrollo de gran parte de los movimientos terroristas que actúan en el Magreb, Oriente Medio y Asia Central.

    Imperialismo y Wahabismo Más Unidos que Nunca

    Donald Trump comenzó así, el día 21 de mayo, por tierras sujetas al dominio de la Monarquía Wahabita, un periplo “evangelizador”. Acompañado por sus “apóstoles” : la primera dama, Melania Trump; su hija mayor, Ivanka; su yerno, Jared Kushner; el jefe de gabinete, Reince Priebus, el principal asesor económico de la Casa Blanca, Gary Cohn; su asesor estratégico, Steve Bannon; su asesor de seguridad nacional, Herbert McMaster y el secretario de Estado, Rex Tillerson, entre otros.. Un viaje en lo que este mandatario considera implícito un objetivo, que debe ser el eje de la política exterior mundial: simples instrumentos para la gloria y beneficio estadounidense. Un viaje acompañado de declaraciones tan surrealistas, ridículas como también peligrosas como aquella en la cual Trump apeló “a las personas decentes de todas las confesiones a dar batalla a los salvajes criminales que buscan aniquilar la vida”.

    Indudablemente tal apelación no era una autocrítica a la labor desempeñada por los gobiernos estadounidenses y sus aliados de Oriente Medio, que son los verdaderos salvajes y criminales contra gran parte de las sociedades del mundo magrebí, de Oriente Medio y Asia Central, donde radica gran parte del mundo islámico. La apelación de Trump tampoco iba dirigida a sus aliados, como la propia Arabia Saudí e Israel que llevan décadas aniquilando vidas humanas, ocupando territorios que no les pertenecen, construyendo muros, asesinado niños, reprimiendo las aspiraciones de libertad de los pueblos como Yemen, Bahréin y Palestina. Difundiendo doctrinas terroristas como el wahabismo y el sionismo, asociadas en el crimen y la violación de los derechos humanos de millones de seres humanos.

    En un discurso tan hipócrita como falso, Trump, bajo el beneplácito de Monarquías reaccionarias como la Casa al Saud, los Al Jalifa que gobiernan en Bahrein, Qatar, Kuwait, Omán, Emiratos Árabes Unidos, Jordania, entre otros puso la guinda a la torta del surrealismo al acusar a Irán de “avivar las llamas de los conflictos sectarios y del terror en Líbano, Irak y Yemen y de apoyar los indescriptibles crímenes de Bashar el Asad en Siria”. Esto, porque según Estados Unidos “Irán financia, rearma y adiestra a terroristas, milicias y grupos extremistas que esparcen el caos por la región”.

    Una confusión tan execrable como interesada, pues no es posible confundir a quien apoya los esfuerzos del Eje de la Resistencia frente a las agresiones del Wahabismo y el sionismo, que aquellos, que como Estados Unidos y sus aliados, en función de sus intereses geoestratégicos se han dedicado a agredir a países como Irak, Siria, Afganistán, Yemen, Bahréin, Libia entre otros generando, desde el año 2001 a la fecha 2.5 millones de muertos, 30 millones de desplazados internos y 15 millones de refugiados, que han ido a incrementar las cifras de hombres y mujeres que buscan, allende su patria, mejores perspectivas de vida.

    Paralelo a los encuentros entre la delegación estadounidense y la casta gobernante saudí, el surrealismo y los enredos interesados a las que hago mención se consolidó con la celebración de un Foro Para la Lucha Contra el Terrorismo y el Extremismo patrocinado por la coalición militar islámica antiterrorista, creada en 2015. De los resultados de este inusual encuentro nada se concluyo respecto a exigir que precisamente estas Monarquías cesen el suministro de dinero, armas y milicianos destinado a expandir el terrorismo wahabita.

    La prensa occidental, en general, ha signado sin apenas un esbozo de crítica lo que indudablemente representa una falsedad en materia de lo que cotidianamente sufren los pueblos del Magreb, Oriente Medio y Asia Central que es, precisamente, la agresión de fuerzas militares extranjeras donde Estados Unidos participa activamente junto a sus socios de la OTAN. La creación, financiamiento y dotación de armas a grupos terroristas como Daesh, Fath al Sham, Boko Haram, Ansar al Dine, Al Shabat, Ahrar al Sham, que nacen, precisamente bajo el amparo del régimen wahabita y sus aliados. Esto es el uso de la estrategia nacionalsocialista al estilo Goebbels y la propaganda sionista bajo el marco de la Hasbara “miente, miente que siempre algo queda”. Estados Unidos con ayuda de sus medios de comunicación miente descaradamente, sin asumir, en modo alguno, su responsabilidad en la inestabilidad en que vastas regiones del mundo viven hoy sumergidas.
    La travesía de Trump por Arabia Saudí y posteriormente por Israel ha mostrado la verdadera dimensión de los objetivos extramuros de Washington bajo la presidencia de este multimillonario. Devenido en el líder de una nación que transita de la política del leading from behind del anterior mandatario estadounidense Barack Obama, a una policía decidida a comprometerse activamente, junto a sus socios sionistas y wahabitas, en la agresión contra los pueblos de Oriente Medio. Pero también, sobre todo aquel que ose enfrentarse a una política imperialista que persigue, fundamentalmente, destruir a Siria, fragmentar Irak, cercar a la República Islámica de Irán e impedir el afianzamiento del avance a occidente por parte de la Federación Rusa.

    Para el cumplimiento de estos objetivos la administración estadounidense no escatima esfuerzos y está dispuesta a involucrarse de lleno en las guerras de agresión que la Casa al Saud y el sionismo encabezan, como punta de lanza contra los pueblos de Libia, Siria, Irak, Bahréin, Yemen y Palestina. Contando para ello con el apoyo de las monarquías Feudales del Golfo Pérsico, Jordania, Egipto y organizaciones como la OTAN con la activa participación de Francia e Inglaterra.
    Al mismo tiempo que Trump sostenía ante representantes de 50 naciones en la denominada Cumbre Islámica-Árabe-Estadounidense “Vengo con un mensaje de amistad, esperanza y amor” el ejecutivo estadounidense, como todo viaje que se precie de tener fines beneficiosos, llevaba consigo el mandato del complejo militar industrial, Así, bajo el escudo de las palabras de buena crianza, llamados a la paz, a combatir el terrorismo, entre otras frases altisonantes, se firmaron acuerdos militares con la Casa al Saud que involucran 110 mil millones de dólares en equipos y pertrechos militares para las fuerzas armadas saudí que sobrepasan los 230 mil efectivos, a lo que se sumarían proyectos por otros 200 mil millones de dólares en obras que beneficiarán a empresas occidentales y de aliados europeos que se comprometan a cerrar los ojos frente a los atropellos a los derechos humanos llevados a cabo por la Casa al Saud.

    La multimillonaria venta comprende 84 aviones F 15 SA, 150 helicópteros Black Hawk Apache, navíos de guerra, blindados, tanques, bombas guiadas de alta precisión y un sistema de radar diseñado para derribar misiles balísticos. El paquete incluye armas ligeras, mantenimiento de 115 tanques M1A2, cuatro buques de guerra, sistema de defensa antimisiles THAAD, seguridad marítima, radares y comunicaciones y tecnología de la seguridad cibernética. Como excusa para esta compra, nuevamente irán ha salido al ruedo, tras la declaración de un portavoz de la Casa Blanca frente a esta venta «El contrato de material y servicios de defensa refrenda nuestro tradicional apoyo a la seguridad de Arabia Saudí y del Golfo ante las amenazas iraníes, y contribuye a incrementar la lucha antiterrorista en la región para liberar la carga que recae sobre las tropas de EE UU”

    Las armas compradas por la Monarquía wahabita servirán para seguir masacrando a la población de Yemen, reprimir al pueblo de Bahréin, traspasar parte de ellas a las fuerzas terroristas como Daesh, Fath al Sham, Ahrar al Sham al amparo de lo que el propio Ministro de Relaciones Exteriores de Arabia Saudí, Adel al Yubeir sostuvo “la administración estadounidense tiene una visión que encaja con la visión del reino sobre el papel de Estados unidos en el mundo; la erradicación del terrorismo, al confrontación con irán, la reconstrucción de las relaciones con aliados tradicionales, el comercio y las inversiones”. He aquí, sin tanto eufemismo los objetivos de compras multimillonarias en una monarquía con alto desempleo juvenil – donde la población del país menor a los 30 años constituye el 65% del total – con un déficit fiscal derivado de la baja del precio del petróleo pero empeñada a seguir actuando en su papel del gendarme del mundo árabe en la región.

    Medios estadounidenses señalaron, que además de la venta de armas, la empresa petrolera nacional Saudí Aramco firmó acuerdos por 50 mil millones de dólares con empresas estadounidenses. El ministro de Energía, Khalid al Falih dijo que los convenios que incluyen a todas las empresas ascendieron a más de 200 mil millones de dólares EE.UU. Otro convenio, entre Saudi Basic Industries Corporation y la estadounidense Exxon Mobil, una empresa dirigida hasta hace poco por el secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, fue firmado para construir un complejo químico por 20 mil millones de dólares. Ello en una conducta que ha sido clásica en la dirigencia estadounidense: firmar contratos multimillonarios donde alguna vez tuvieron intereses y lo tendrán en el futuro cuando dejen sus cargos públicos.

    A pesar de los lazos, cada día más estrechos entre Riad y Tel Aviv, algunas voces del sionismo alertaron sobre la compra de armas saudí. El Ministro de Infraestructura, Energía y Recursos de Aguas, Yuval Steinitz, expresó su preocupación por el acuerdo de armas entre Riad y Washington “Cientos de millones de dólares en acuerdo de armas es algo por lo cual necesitamos recibir una explicación. Sobre todo porque la Monarquía saudí es un país hostil y debemos asegurar que se mantenga la ventaja militar cualitativa de Israel. Este no es país con el que tenemos relaciones diplomáticas y nadie sabe qué es lo que depara el futuro. Espero que recibamos pronto respuestas. Esto es algo que definitivamente debería preocuparnos”. El ministro Ayoob Kara – de origen druso – también expuso el tema durante una reunión de ministros del Likud, preguntándole al primer ministro, Benjamín Netanyahu, si no estaba preocupado por el hecho de que Riad se está convirtiendo en “una potencia mundial superior a nosotros”. Netanyahu dijo que discutiría el asunto en el Gabinete.

    Tras el viaje a Arabia Saudí, como primera etapa para la consolidación de una alianza con fines de dominio – donde Washington exige a Riad que se mantengan los niveles de cooperación con el sionismo – Donald Trump dirigió su Air Force One a los territorios palestinos ocupados. Aterrizó el día lunes 22 de mayo en el Aeropuerto de Tel Aviv donde fue recibido por la dirigencia sionista en pleno. En un acto claramente de mayor acogida y beneplácito que aquella que se otorgó a una Barack Obama en fines del año 2016, en que a pesar de otorgarle 38 mil millones de dólares en ayuda militar por la próxima década, fue intensamente criticado por sus tibias opiniones respecto a la política colonial sionista en Palestina. Israel quiere incondicionalidad y lo ha encontrado en este Donald Trump cuya propia familia tiene fuertes vínculos con el sionismo.
    Los alcances del viaje a la entidad sionista y los territorios ocupados serán parte de un próximo análisis. Por ahora la imagen de un Donald Trump agasajado por el Wahabismo es más que suficiente para preocuparnos por el futuro de una región que ve con temor esta triada entre Washington-Riad-Tel Aviv. En principio la hipocresía encabeza la carrera por definir de mejor forma este periplo del mandatario estadounidense.

  7. El triunfo de la extrema derecha: la era neoliberal explota en una ola neofascista
    http://www.rebelion.org/noticia.php?id=243640 03-07-2018

    La UE ha sido contundente y demoledora contra aquellos gobiernos que han intentado hacer políticas económicas de tipo social y alternativo al neoliberalismo vigente, pero es absolutamente dócil con los discursos racistas y xenófobos de centroeuropa, Europa del este o Italia. La UE no bromea con el neoliberalismo: la economía es algo demasiado importante como para confiársela a los pueblos. En cambio, de la democracia y de los derechos humanos, de ello sí es posible reírse.

    De hecho, no ha dudado en chantajear, presionar y amenazar al gobierno de Chipras en Grecia, para que pusiera en marcha medidas de recortes sociales contra el pueblo, para seguir pagando los intereses y la deuda con los banqueros alemanes y franceses. Sin embargo, se muestra completamente débil, complaciente e incluso apoya y secunda las políticas xenófobas de los países europeos gobernados por la extrema derecha. Como denuncia Alberto Garzón, Coordinador de Izquierda Unida, “el acuerdo que ha firmado el Consejo Europeo sobre migración es impropio de supuestas democracias avanzadas, y el mejor posible para la extrema derecha”. Porque, como él dice, es un acuerdo que no compromete a los países más xenófobos y antiinmigración, con el que han salido absolutamente satisfechos.

    Mientras anunciaban la noticia de que habían muerto al menos cien personas, entre ellos tres bebés, en el naufragio de una patera, al impedir el ministro de interior ultraderechista de Italia a las ONGs acudir a su rescate, los gobernantes de la UE estaban reunidos para acordar medidas ante la crisis humanitaria de las personas refugiadas. La solución xenófoba promovida por los gobiernos de ultraderecha se ha impuesto: un mayor control de las fronteras, el bloqueo de los migrantes en el Mediterráneo y la creación de centros de detención de migrantes dentro y fuera dela Unión Europea. Es decir, Guantánamos europeos, siguiendo el modelo norteamericano.

    Italia y Austria, con gobiernos en coalición con la extrema derecha, junto con el Grupo de Visegrado –Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia–, con gobiernos directamente de extrema derecha, han sido especialmente eficaz forzando la agenda europea hacia posiciones cada vez más xenófobas en la acogida de refugiados e inmigrantes.

    En la última década, los totalitarismos de extrema derecha, que habían quedado relegados en Europa a tener una presencia residual tras la Segunda Guerra Mundial, han resurgido de sus cenizas y han regresado, más radicalizados si cabe, convirtiéndose en algunos casos en parte del gobierno en sus respectivos países. De ser excepciones periféricas, han pasado a situarse en la centralidad del tablero europeo. La extrema derecha se está extendiendo por toda la UE como un cáncer.

    En Alemania, la ultraderecha de la AfD se dispara hasta el 13% del voto con un discurso contra la política de acogida de refugiados, con tonos claramente racistas, consiguiendo volver a entrar en el Bundestag por primera vez desde el nazismo. Mientras Ángela Merkel endurece la política de inmigración ante las presiones de la CSU, que intenta ganar puntos de cara a las elecciones frente al partido ultraderechista que amenaza con debilitar al CSU con una retórica extremista al estilo Trump. Austria también se sube a la ola de la ultraderecha europea. En Suiza gobierna la extrema derecha, de la mano de la Unión Democrática del Centro (SVP). En Hungría, Víktor Orbán. En Finlandia, Timo Soini se ha convertido en ministro de Exteriores. En Grecia, Amanecer Dorado. En Dinamarca, el gobierno en minoría necesita el apoyo del ultraderechista y anti-inmigrantes Partido Popular Danés (DF) para tomar decisiones. El Partido de la Libertad holandés, considera que sus provocaciones xenófobas le lanzarán al gobierno del país. En Francia la ultraderechista Marine Le Pen, que lidera el Frente Nacional (FN), disputa la presidencia de la nación consiguiendo alcanzar la segunda vuelta en las presidenciales francesas. El belga Vlaams Belang, la italiana Liga Norte, el británico Ukip o el finlandés Partido Finns avanzan posiciones y cada vez se vuelven más radicales y agresivos en sus discursos y sus prácticas atizando el odio contra el extranjero.

    ¿Qué está ocurriendo en el mundo? Mientras que en 2000 la UE imponía sanciones a la Austria de Jorg Haider, en 2018 ésta va a asumir la presidencia europea con Sebastian Kurz. Tras la devastadora Segunda Guerra Mundial impulsada por los regímenes fascistas, se llegó al acuerdo de que la democracia liberal era la menos mala de las alternativas posibles. Pero ahora, la extrema derecha se está nutriendo de la dramática situación de los refugiados, la mayor crisis migratoria en Europa desde 1945. Los xenófobos están alentando la exacerbación de la simbología emocional de la patria y la soberanía nacional para enfrentarse a una supuesta invasión extranjera, frente a lo que fue un proyecto comunitario de la Europa de los pueblos y la solidaridad. De esta forma la noción de que Europa está siendo “invadida por musulmanes y terroristas” ha ganado una considerable fuerza en la última década y los partidos de extrema derecha cada vez más despliegan esta retórica para presentar al islam y los extranjeros como una amenaza a la supuesta “unidad nacional y cultural” de los países y del continente.

    Es más sorprendente que esta xenofobia cale en la población europea cuando la cantidad de refugiados llamando a las puertas de la UE es hoy exponencialmente menor que hace tres años. Incluso entonces, cabía preguntarse por qué la entrada de un millón o dos de personas a una comunidad de 510 millones era y es presentada como una “crisis”.

    Con todo, la presión actual de la extrema derecha en Europa ha hecho cambiar los términos del debate. Hace unas semanas, el gobierno español sacaba pecho ante su decisión de acoger al Aquarius frente la política fascista de políticos como Salvini. Pero hoy Merkel y Macron, con Sánchez aspiran, no a reformular el conjunto de las políticas de acogida de la Unión, sino a crear “centros cerrados” para inmigrantes en los puertos de llegada de Europa, una iniciativa idéntica a la de los centros de internamiento de extranjeros (CIEs) que han sido duramente criticados por organizaciones de derechos humanos y que son los “guantánamos” tan denunciados.

    Lo cierto es que la era neoliberal está culminando en Europa y Estados Unidos con una explosión neofascista, que ha integrado a la primera, en donde una xenofobia política y social está ahogando aún más la agenda de la UE, que ha pasado de ser la Europa de los mercaderes a la Europa del racismo genocida. Esta es la realidad de la Fortaleza Europa: autoridades tan ciegas por su obsesión con el asunto de la inmigración que han perdido la capacidad de reconocer la más básica de las obligaciones hacia otros seres humanos.

    Debemos reclamar una movilización que denuncie la responsabilidad del neoliberalismo respecto del auge de este neofascismo. Exigir y obligar a cumplir a nuestros dirigentes con los principios de respeto y garantía de derechos humanos. No es una opción. Es lo que nos permite sentirnos parte de una civilización o engrosar las filas de la barbarie. Hemos de convertir Europa en lo que dice ser: una unión social y política que respeta los derechos humanos, prohíbe las expulsiones colectivas e impide la extradición de personas a estados donde puedan sufrir muerte, tortura o tratos inhumanos o degradantes.

    Enrique Javier Díez Gutiérrez. Profesor de la Facultad de Educación de la Universidad de León.

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