LA LIBERACIÓN DE BIELORRUSIA EL VERDADERO DÍA-D DE LA IIª GUERRA MUNDIAL

Miguel Angel Montes

11 de Junio 2017

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Infantería soviética avanzando por los bosques bielorrusos

Se cumplen 73 años de la ofensiva militar anglonorteamericana (Gran  Bretaña, EE.UU. y Canadá) en Normandía, más conocida por día D u operación Overlord. En medio de toda la exageración que afirma que el día D (6 de junio de 1944) fue el principio del fin de la Wehrtmacht, la realidad es que si comparamos el frente occidental con el oriental, la operación Overlord no tuvo incidencia en la derrota definitiva de los ejércitos del III Reich.

La prioridad del III Reich: destruir la URSS

La Alemania nazi y sus aliados, entre los que se incluyen la España franquista (1), destinaron el mayor contingente militar conocido en la historia de la humanidad con el objetivo de derrotar y destruir a la Unión Soviética.

Toda la economía de los países aliados de Hitler (Italia, Finlandia, Rumanía, Hungría, España, Portugal, Bulgaria, Turquía) se dispusieron al servicio de su máquina de guerra. Rumanía cubría el 60% del petróleo, Hungría suministraba materia prima para la fundición de aluminio y alimentos, Bulgaria, productos alimenticios, la materia prima estratégica llegaba de España, Portugal y Turquía, etc. Alrededor de 6.500 empresas industriales de la Europa ocupada producían armas, municiones y equipos militares para la Wehrmacht (2). Parte del combustible fue suministrado hasta finales de 1941 por empresas estadounidenses a través de países “neutrales” aliados de Hitler (España y Portugal).

Al comienzo de la guerra, la Wehrmacht superaba en casi el doble a las tropas soviéticas en efectivos, y también poseía más artillería, tanques y aviones. Sufrió su primera derrota cerca de Moscú, cuando el ejército soviético no poseía aún superioridad en fuerzas. Hasta marzo de 1943 el ejército soviético no logró la superioridad en fuerzas y medios en el frente del este (3).

En esta agresión militar perecieron 26,2 millones de soviéticos, de los cuales dos tercios fueron civiles, muertos en bombardeos, asesinatos en masa, campos de exterminio, hambrunas y enfermedades provocadas por el asedio militar de los nazifascistas, “táctica militar” dirigida a romper y doblegar el espíritu de resistencia.

El fracaso de la guerra relámpago en el este

El alto mando nazi, estaba confiado en que la guerra relámpago en el este (operación Barbarroja) que se pensaba para 4 o 6 semanas, se completaría a finales de verano de 1941 siguiendo el mismo esquema que en Europa Occidental, y se encontró no sólo con la resistencia militar sino con que sus largas líneas de suministro se vieron obstaculizadas por la actividad de los partisanos. En menos de un mes la Werhmacht tras agredir a la URSS había perdido 100.000 soldados y oficiales, casi la mitad de sus tanques y 1300 aviones (4). La derrota de la Wehrmacht a las puertas de Moscú en octubre de 1941 fue el fin de la operación Barbarroja.

Mientras las burguesías de Europa Occidental capitulaban política y militarmente ante Hitler, por miedo a armar a la población obrera y popular de sus países para contener el avance militar nazi, en la URSS obreros y campesinos se organizaban en milicias guerrilleras para combatir al invasor (5).

Mientras París cayó en pocos días, Kiev retardó el avance nazi 6 semanas, Leningrado resistió y Moscú rechazó 2 asaltos. No fue casual que los primeros 2 años de la guerra imperialista fuese un paseo militar para los nazis en Europa, ya que el colaboracionismo era mayoritario en los círculos militares y políticos de los países ocupados (Paises Bajos, Francia, etc.). Los dirigentes nazis habían explotado el espantajo de la revolución bolchevique en Occidente para intimidar a las clases dominantes que no sólo se negaron a resistir a la ocupación sino que colaboraron por interés de clase mientras la victoria nazi les parecía segura. Y la estrategia anti-fascista en la izquierda sólo fue defendida por los partidos comunistas y parte de la socialdemocracia. En Bélgica Henri de Man saludó la victoria militar de los nazis, y en Francia la mayoría de los diputados socialdemócratas votaron a favor de dar plenos poderes a Pétain y el régimen de Vichy.

No se puede negar la importancia de este acontecimiento histórico, porque una victoria relámpago contra la URSS habría hecho la derrota nazi imposible, ya que tal victoria hubiera proporcionado suficiente petróleo y recursos para convertirse en una potencia mundial invulnerable. Sin embargo, ocurrió lo contrario, tras perder el factor sorpresa, resultó que los soviéticos disponían de enormes masas de soldados, petróleo y otros recursos, así como un buen equipo militar producido en fábricas que se habían construido al otro lado de los Urales entre 1939 y 1941. Entre el 22 de junio de 1941 y el 31 de enero de 1942, en 7 meses los nazis perdieron 6000 aviones, más de 3200 tanques y un millón de bajas.

La importancia de la lucha guerrillera contra el invasor nazifascista

El abastecimiento de municiones y alimentos para la Wehrmacht desde la retaguardia siempre fue insuficiente ya que las líneas de suministro fueron quebradas por la actividad de los partisanos soviéticos. Mientras que en el norte de África la coalición anglonorteamericana se enfrentó sólo a 20 divisiones, y en Italia a 26 divisiones de la Wehrmacht, los nazis necesitaron el doble de tropas para hacer frente a la guerrilla soviética en la retaguardia. Sólo el movimiento guerrillero soviético consiguió que la Werhmacht retirase cerca de 500.000 soldados y oficiales del frente para combatir a la guerrilla en la retaguardia, equivalente a 50 divisiones (6).

Disparidad de fuerzas este/oeste

La diferencia militar del frente del este con el resto fue aplastante.  Mientras que en Normandía se dieron 10.000 bajas de los aliados anglonorteamericanos, en las grandes batallas militares del este los muertos soviéticos se contaban por centenares de miles. En la batalla de Moscú intervinieron 3 millones de soldados y 2000 tanques. La URSS dispuso de la mitad de su ejército, la Werhmacht de un tercio. Mientras que en El Alamein lucharon sólo 80.000 soldados y oficiales alemanes e italianos (7), los efectivos de las tropas nazifascistas que atacaron Stalingrado sobrepasaban el millón.

En el frente del este 10,4 millones de soldados y oficiales fueron muertos, heridos o prisioneros, fueron destruidos 48.000 blindados, y 167.000 sistemas de artillería, lo que constituye el 75% de las pérdidas totales de la Alemania nazi durante la guerra y el 90% de sus bajas de la II Guerra Mundial (8). Entre 1940-1945 las pérdidas de la Wehrmacht en el frente occidental, Italia y el norte de África entre muertos, heridos y prisioneros fueron de 550.000 soldados y oficiales (9).

El grueso de la Luftwafe también fue derrotada en el frente del este. Las pérdidas de la Luftwafe fue de 77.000 aviones de combate y bombarderos, 2,5 veces más que en los restantes frentes (30.000 aviones) (10).

Bagration, la liberación de Bielorrusia

La ofensiva que finiquitó al ejército alemán empezó en Bielorrusia. El alto mando soviético (Stavka) decidió iniciar el último golpe con la liberación de Bielorrusia 3 años después de la invasión de la URSS. La operación militar se denominó Bagration, la cual fue concebida para liberar el territorio soviético ocupado y romper las líneas alemanas abriendo el camino a Berlín a través de los países de Europa Oriental.

El 22 de junio, dos semanas y media más tarde del día D anglonorteamericano, la operación Bragation comenzó por donde menos se lo esperaban los estrategas militares nazis, por los pantanos y bosques de Bielorrusia. En días previos la Stavka ejecutó un plan de distracción masiva con el movimiento y concentración de tropas en Ucrania que convenció a alto mando alemán que el ataque principal comenzaría más al sur.

La relevancia de Bragation sobre Normandía queda reflejada en el volumen de fuerzas militares y el desarrollo del curso de la guerra. Mientras la Wehrmacht tenía 58 divisiones en el oeste, de las cuales 11 fueron desplegadas contra el desembarco en Normandía, en el este tenían 228 divisiones, es decir, 4 veces más tropas frente al ejército soviético que frente a los ejércitos anglonorteamericanos y más de 20 veces menos que en Normandía. Ni siquiera tras el 6 de junio de 1944 fueron transferidas fuerzas militares del este para contrarrestar el desembarco anglonorteamericano en Normandía.

Mientras que en Francia 175.000 soldados anglonorteamericanos se enfrentaban a 80.000 soldados alemanes en los desembarcos iniciales, la operación Bragatión enfrentó a 2,4 millones de soldados y oficiales soviéticos contra 700.000 soldados y oficiales alemanes, llegando a utilizar seis veces el número de piezas de artillería y dos veces el número de tanques que los aliados anglonorteamericanos lanzaron en la batalla más intensa del frente occidental, las Ardenas (11). La contienda entre el ejército soviético y la Wehrmacht ridiculizó la campaña anglonorteamericana en escala e intensidad. Infligió pérdidas mayores a las que sufrió el ejército alemán en Stalingrado y Normandía juntos.

Mientras los aliados anglonorteamericanos tardaron 20 días en romper las defensas de las playas de Normandía, en sólo un mes los ejércitos soviéticos ya habían aniquilado a 42 divisiones de la Wehrmacht (12).

La operación Bagration fue precedida por ataques coordinados de los partisanos soviéticos contra las líneas de abastecimiento alemanas (redes ferroviarias y puentes). El trabajo eficaz de los partisanos, el uso de armamento superior como el avión de ataque Shturmovik, el tanque mediano T-34 y las grandes oleadas de la infantería soviética, consiguieron romper la columna vertebral de los ejércitos del III Reich. Como resultado de la operación, las tropas soviéticas avanzaron 644 kilómetros, liberaron Bielorrusia en el centro, Ucrania en el sur y Estonia, Lituania y Letonia en el norte, echando a los ejércitos de Hitler de la URSS, infligiendo un número enorme de bajas de 500.000 soldados y oficiales de la Wehrmacht. En dos meses, el ejército soviético se encontraba ya en los Balcanes y a las puertas de Alemania.

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Desfile en Moscú de prisioneros de guerra

De las bajas alemanas 160.000 fueron hechos presos. Desfilaron ante los moscovitas el 17 de julio, para refutar las afirmaciones de la propaganda nazi de que se trató de una “retirada planificada” de Bielorrusia y también para refutar la propaganda de los periódicos occidentales de que la operación se facilitó por las grandes cantidades de tropas alemanas que fueron transferidas al oeste en Francia. Por el contrario, fue esta ofensiva la que ayudó a aliviar el frente occidental, ya que la operación Bragatión obligó a desplegar hasta 46 divisiones de la Wehrmacht de occidente, incluyendo algunas de Francia, al frente oriental. Bragation demostró que cuando los aliados anglonorteamericanos abrieron el segundo frente reclamado desde 1941, el ejército soviético ya no lo necesitaba.

Conclusión, la puerta a Berlín se abrió en Bielorrusia y no en Normandía

Aunque los media occidentales de forma incansable siguen apostando por el Día-D como el principio del fin de Hitler, y sin negar el sacrificio de los hombres que arriesgaron todo en el desembarco en Normandía, una lectura objetiva de la historia nos muestra que la derrota militar del nazismo en Europa se debió más al esfuerzo de los pueblos y ejércitos soviéticos.

Fueron las batallas defensivas de Moscú y Stalingrado, la ofensiva de Kursk y la operación Bagration, las que frenaron el avance nazi en Europa, derrotaron y rompieron los ejércitos del III Reich, e hicieron posible la victoria final sobre el nazifascismo en Europa. Fue la liberacion de Bielorrusia en vez de Normandia la que abrio las puertas de Berlin. Tal y como dice el historiador Chandar S. Sundaram, el verdadero día D comenzó el 22 de junio en Bielorrusia.

El esfuerzo anglonorteamericano en Europa no empezó hasta que en 1943, cuando tras la batalla de Stalingrado,  quedó claro que la URSS había parado definitivamente el avance de la Wehrmacht y que la derrota de la Alemania nazi era inevitable. Las democracias capitalistas se dieron prisa en abrir el segundo frente únicamente para tomar posición en Europa y evitar que los soviéticos llegaran hasta Madrid. O sea, el desembarco occidental fue obligado para evitar la victoria total del ejercito rojo en Europa. Y dada la pasividad de los anglonorteamericanos hacia el continente durante los primeros dos años de la invasión de la URSS, si los acontecimientos hubieran sido favorables a Hitler es más que dudoso que se hubiera abierto el segundo frente.

Le drapeau de la victoire

Y a pesar del esfuerzo de las películas hollywoodenses de ignorar estos hechos, no han podido borrar de la memoria de generaciones pasadas, presentes y ni podrán hacerlo en generaciones futuras de que el mayor esfuerzo humano y militar por el derrocamiento del nazismo lo llevaron tanto el ejército y  los pueblos soviéticos como los movimientos de resistencia antifascista que operaban en toda Europa desde el Atlántico hasta el Volga.

En memoria del sacrificio, sufrimiento y dignidad de quienes nos salvaron de la barbarie nazi.

NOTAS:

  1. La España franquista mandó la División Azul, compuesta de 50.000 soldados y oficiales, cuya mayor contribución militar fue la participación en el asedio de Leningrado, donde murieron más de un millón de civiles, hombres, mujeres, ancianos y niños, empujados por los nazifalangistas al hambre y al frío.
  2. La gran guerra patria de la URSS 1941-1945 V.I. Chuikov, V.S. Riábov Ed. Progreso. Moscú. 1985.
  3. La IIª Guerra Mundial Mito y realidad Oleg A. Rzheshevski) Ed. Ciencias Sociales La Habana 1985
  4. La gran guerra patria de la URSS 1941-1945 V.I. Chuikov, V.S. Riábov Ed. Progreso. Moscú. 1985.
  5. Mientras en la URSS, Stalin llamaba a lucha: “…debemos crear esa milicia popular, poner en pie para la lucha a todos los trabajadores, que con su pecho defenderán su libertad y su país natal en nuestra Guerra Patria contra el fascismo alemán”. (Poner en pie para la lucha a los trabajadores, discurso radiado de J. Stalin 3 de julio 1.941).
  6. En los años de la guerra, actuaron 6.200 destacamentos guerrilleros y grupos clandestinos, en los cuales combatían más de 1 millón de guerrilleros en la retaguardia del enemigo en las zonas ocupadas de la federación rusa, Ucrania, Bielorrusia, Lituania, Estonia, Letonia y Moldavia (La IIª Guerra Mundial Mito y realidad Oleg A. Rzheshevski. Ed. Ciencias Sociales La Habana 1985)
  7. La IIª Guerra Mundial Mito y realidad Oleg A. Rzheshevski. Ed. Ciencias Sociales La Habana 1985.
  8. La gran guerra patria de la URSS 1941-1945 V.I. Chuikov, V.S. Riábov Ed. Progreso. Moscú. 1985.
  9. Segunda Guerra Mundial, cifras y hechos. Revista Internacional n5 1985
  10. La gran guerra patria de la URSS 1941-1945 V.I. Chuikov, V.S. Riábov Ed. Progreso. Moscú. 1985.
  11. La operación Bagration fue el verdadero día D 21 JUNIO, 2014 Chandar S. Sundaram http://www.exordio.com/blog/operaciones/la-operacion-bagration-fue-el-verdadero-dia-d.html#axzz4SFNhTbWN
  12. La operación Bagration fue el verdadero día D 21 JUNIO, 2014 Chandar S. Sundaramhttp://www.exordio.com/blog/operaciones/la-operacion-bagration-fue-el-verdadero-dia-d.html#axzz4SFNhTbWN

 

 

 

 

 

 

2 pensamientos en “LA LIBERACIÓN DE BIELORRUSIA EL VERDADERO DÍA-D DE LA IIª GUERRA MUNDIAL

  1. https://diario-octubre.com/2017/07/18/la-guerra-antifascista/
    La guerra antifascista
    Julio 18, 2017

    La Segunda Guerra Mundial fue una prueba de fuego para veinte años de revolución proletaria y construcción socialista.
    Hitler, jefe nazi de Alemania, valoró erróneamente las contradicciones existentes en la URSS. Especuló con un alzamiento o con la indiferencia de las masas campesinas. Tejió planes en torno a las tensiones que se advertían entre los rusos y las otras nacionalidades. Sobreestimó las posibilidades de su red de saboteadores y espías, construida con apoyo o intervención directa de los ex guardias blancos y de elementos hostiles al socialismo. Se sintió envalentonado, sobre todo por la superioridad del armamento, la preparación profesional de los mandos y el entrenamiento de la tropa. Una potencia como Francia había capitulado en días. Casi toda Europa estaba ocupada por los nazis. Su industria y su agricultura abastecían la maquinaria bélica germana.

    Los estados burgueses se habían derrumbado como castillos de naipes bajo los golpes fulminantes de la Reichswer. El “Fürer” -como se lo designaba a Hitler-, envió a su lugarteniente Rudolf Hess a Inglaterra para concertar un acuerdo de paz y una “santa alianza” anticomunista, tratando así de aislar a la URSS ¿Cómo podría resistir el Estado soviético su ofensiva demoledora en el momento del apogeo del poderío militar y de la capacidad de combate probada en dos años de victorias de las fuerzas hitlerianas?

    Los nazis se lanzaron con soberbia contra la Unión Soviética socialista no porque estuviesen locos, sino basándose en esos múltiples factores.

    Por su parte, el imperialismo británico y el yanqui, si bien enfrentaban al imperialismo nazi-alemán por el antagonismo de intereses que los oponía en la disputa por el dominio mundial, estimaban que la URSS no podría resistir. A lo sumo, creían que la contienda podría quedar sin definición. Su mayor interés era que los soviéticos se desangraran al máximo y que, a la vez, los nazis sufrieran pérdidas irreparables. Truman -presidente de EEUU- por ejemplo, declaró sin pelos en la lengua, al día siguiente de la invasión germana a la Unión Soviética, que si se veía que avanzaba había que ayudar a los rusos, y si éstos pasaban a la contraofensiva, había que ayudar a los alemanes. Churchill -primer ministro inglés- estaba creído que la URSS no duraría mucho. Los jefes militares ingleses eran casi unánimes en la opinión de que la derrota soviética llegaría en poco tiempo. Lo mismo sostenía el agregado militar de le embajada norteamericana en Moscú, Ivan Yeaton. El Departamento de Defensa en Washington le pintaba al presidente Roosevelt un panorama desastroso sobre la situación de la URSS en la guerra.

    Los imperialistas yanquis y británicos imaginaban que, a la postre, ellos podrían dictar las condiciones de la paz, imponer su hegemonía en el mundo y asestar un golpe demoledor contra el movimiento obrero y revolucionario internacional, aplastando o sometiendo a su principal base, la URSS.

    Por ello violaron reiteradamente sus compromisos con el gobierno soviético, y no abrieron el segundo frente en Europa Occidental sino cuando el Ejército Rojo ya podía aplastar por sí solo, junto con el movimiento guerrillero en desarrollo, a las fuerzas hitlerianas.

    Los resultados fueron radicalmente distintos a los perseguidos por unos y otros imperialistas. El nazismo fue derrotado esencialmente por el país de la dictadura del proletariado. En su marcha hacia Berlín, el ejército soviético fue decisivo en la liberación de una serie de países ocupados por los hitlerianos.

    La guerra antifascista librada por el pueblo soviético estimuló poderosamente el despliegue de un gran movimiento de resistencia guerrillera en casi todos los países colonizados por los nazis. Los comunistas fueron la vanguardia real y reconocida por las masas de la resistencia antifascista. Se rompió el cerco hostil que acordonaba a la URSS.

    Sobre esta base, se creó una nueva situación internacional favorable al avance de las luchas liberadoras y revolucionarias de los pueblos. Se lograron grandes victorias en Europa Oriental, Corea, Vietnam y al poco tiempo el triunfo de la Revolución China. El sistema imperialista fue sacudido hasta sus cimientos.

    Carlos Echague, autor de Revolución, restauración y crisis en la Unión Soviética. Editorial Ágora. 3 Tomos.

  2. Que no os engañen: la II Guerra Mundial la ganaron los rusos
    http://blogs.publico.es/strambotic/2018/02/stalingrado-urss-iigm/

    Ayer se cumplieron 75 años de la derrota del ejército nazi en Stalingrado, la batalla que cambiarían para siempre el curso de la II Guerra Mundial. Stalingrado y, más ampliamente, el frente oriental fueron la tumba del III Reich, que hasta entonces se había dado un verdadero paseo militar por Europa occidental.

    Sin embargo, la percepción generalizada hoy en día es que la victoria de los aliados se debió casi únicamente al poderío militar de Estados Unidos. Una reveladora encuesta realizada en Francia en tres momentos diferentes: 1945, 1994 y 2004, pone en evidencia el cambio de percepción de los franceses acerca de qué país fue el responsable último de la liberación de su país. Si recién terminada la contienda, el 57% de los franceses consideraban que la URSS fue el país que más contribuyó a la derrota nazi y sólo el 20% a EE.UU., en 2004 estos porcentajes se invirtieron. (URSS 20%-EE-UU. 58%-GB 16%) ¿Qué había cambiado en esos 60 años? ¡Bingo! Las películas de Hollywood.

    La propaganda norteamericana ha sido tan eficaz que durante la segunda mitad del siglo XX hemos llegado a creer que Estados Unidos “ganó” la contienda. Aunque es innegable que la entrada de EE.UU. en la II Guerra Mundial (recordemos: en diciembre de 1941 tras el ataque japonés a Pearl Harbor) inclinó definitivamente la balanza hacia el bando de los aliados, vale la pena recordar un par de datos no demasiado conocidos:
    1. La URSS fue, de lejos, el país que más sufrió durante la II Guerra Mundial, al menos en términos absolutos (en términos relativos fue Polonia la más castigada):24 millones de combatientes y civiles rusos murieron durante la guerra, comparados con 450.000 ingleses y 420.000 estadounidenses.
    2. El 93% de las bajas del ejército alemán se produjeron en el frente ruso.
    3. En los seis meses que duró la batalla de Stalingrado murieron 2 millones de soldados y civiles, una cifra que iguala a los muertos de Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos y Holanda durante toda la conflagración.

    Los propios alemanes asumieron que el principio del fin del Reich empezó el día que Hitler cometió el monumental error estratégico de saltarse el pacto de no agresión firmado en 1939 con Stalin y atacar la URSS. Joachim von Ribbentrop, el ministro de exteriores de Hitler que dio nombre -junto a su homólogo Molotov– al citado pacto enumeró años después los tres principales motivos de la derrota de Alemania:

    1. La inesperada resistencia de la Unión Soviética.
    2. El suministro de armas y equipamiento a gran escala por parte de EE.UU. a la URSS.
    3. El éxito de los aliados en el pulso por la supremacía aérea.

    Y, sin embargo… Muchos siguen pensando que la Guerra Mundial se decidió en Normandía. Obviamente, el desembarco de Normandía fue la puntilla a la Wehrmacht, que se había desangrado durante cuatro eternos años en el frente oriental. La encuesta a la que hacía mención arriba tuvo su réplica en 2015 en otros países que sufrieron la contienda, con resultados análogos: Estados Unidos es casi siempre el ganador “moral” de la II Guerra Mundial, especialmente para los propios norteamericanos -como es lógico- pero también para los propios alemanes (37%), franceses, daneses y suecos. Sólo ingleses y noruegos atribuyen a ¡Inglaterra! el mayor peso en la derrota nazi.

    A grandes rasgos, la llamada “Guerra Mundial” se luchó en un puñado de escenarios, mayoritariamente en Europa, concretamente en la franja que va desde Alemania Oriental hasta Moscú. Polonia -que perdió el 12% de sus habitantes durante la guerra- fue el terreno de juego donde rusos y alemanes resolvieron sus diferencias. En esta mapa -extraído de un vídeo de YouTube– se pueden apreciar los estragos del guerra en el oriente europeo:

    Si la maquinaria de guerra estadounidense fue esencial para dar la puntilla a Hitler y los suyos, la máquina de propaganda de Hollywood consiguió otra proeza: convencer al mundo durante la Guerra Fría de que la derrota nazi fue cosa de EE.UU. con el apoyo de los amigos ingleses y la resistance francesa… y, bien, un puñado de rusos al otro lado de Berlín. Todos recordamos ‘El Día más largo’, ‘Salvad al soldado Ryan’, ‘Band of Brothers’ o ‘El puente sobre el río Kwai’, pero apenas nadie fuera del bloque soviético vio las películas soviéticas sobre la épica batalla de Stalingrado. De hecho, las dos películas más famosas sobre aquella batalla son alemana (‘Stalingrad’, 1993) y una coproducción “aliada” dirigida por un francés (‘Enemigo a las puertas’, 2001).

    En resumen y como me dijo en su día el recordado Daniel Wagman, un norteamericano disidente de la propaganda de su país: “Estados Unidos remató la II Guerra Mundial, pero la URSS puso los muertos”.

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